El pueblito italiano que paga con billetes con la cara de Maradona y sueña con la independencia

El pueblito italiano que paga con billetes con la cara de Maradona y sueña con la independencia

La referencia a Maradona está materializada en una estatua, en billetes y en monedas, pero también en la idea de redención de las sociedades del sur italiano

 

 

 





Está parado sobre flores blancas y azules. Tiene el pie derecho adelantado y el talón del izquierdo despegado del suelo. Es esbelto y alto: mide dos metros, treinta y cinco centímetros más que su musa. Tiene cejas tupidas y no sonríe. La melena de rulos, patrimonio de su juventud, devela la identidad de la obra: conserva el peinado de sus tiempos dorados. Ambos brazos lucen extendidos y alzados. La estatua es muda, pero sus dedos hablan. La mano derecha recrea la “V” de la victoria y en la mano izquierda, el índice es el único dedo erguido: emula el número uno. Una bandera atada en su cadera cubre sus partes íntimas. No siempre: a veces, como en el festejo de su cumpleaños, viste un pantalón celeste y una remera que retrata el acta de nacimiento. La ilustración dice: “Certifico que el folio 140 bajo el número 1477 del libro de nacimientos del año 1960 de la oficina del Policlínico Lanús se encuentra labrada el acta de nacimiento de Diego Armando ocurrido el día 30 del mes de octubre del año 1960 a la hora 7:00. Lugar de nacimiento: Lanús. Sexo masculino. Hijo de Diego Maradona y Dalma Salvadora Franco”.

Milton Del Moral 

Una escultura de Maradona vigila desde un altar que cuelga de una colina. Está acompañado por una figura de Venus. Al lugar lo decoran columnas griegas, estatuas de otros dioses y piezas de querubines. La esfinge de Maradona de yeso y arcilla integra el mobiliario ornamental de Olympo, morada de los dioses griegos por definición pero allí un club con piscina y restaurante que adapta su estructura a los accidentes geográficos del sur italiano, aprovecha las variaciones topográficas que se desprenden de la cadena montañosa de los Apeninos, la espina dorsal de la península, para tener sobre un perfil una pared natural y sobre el otro, un vasto paisaje de las formaciones geomorfológicas de Molise, la segunda región más pequeña y menos poblada de Italia.

Hay una escultura de Maradona que vigila desde un altar la panorámica de Molise. No es casual ni antojadizo que constituya el elenco de deidades en esa suerte de panteón del sur italiano. La región se posa a setecientos metros sobre el nivel del mar, se ubica doscientos kilómetros al sureste de Roma, cien al este de Nápoles y cuarenta al oeste de la costa adriática. Está donde no hay nada, solo montes y un rencor enquistado. Molise es chico, joven, pobre, ignorado, olvidado. Concentra la referencia de la Italia profunda, aquellas serranías con rasgos de pureza y signos de autenticidad, lo que el turismo de masas aún no pervierte. Su población, una de las menos densas del país, padece un vacío generacional. Escasean habitantes en edad activa, prevalecen los jubilados y los estudiantes. Hay quienes dicen, con sorna y malicia, que Molise, en verdad, no existe. La provincia se volvió hashtag y meme.

Los ducados, la moneda de circulación paralela al euro que se utiliza en Castellino del Biferno: hay imégenes de Maradona, del alcalde, de la pileta del pueblo y de sus tradiciones

 

 

 

Enrico Fratangelo es un hijo de Campobasso, la capital de Molise. Estudió en el Istituto Professionale per il Commercio “Vincenzo Cuoco” y se graduó como enfermero en la Azienda Sanitaria Regionale del Molise. Tiene 53 años. Es enfermero y es alcalde. Asumió la dirección de la comuna de Castellino del Biferno, un pueblo de poco más de seiscientos habitantes que hace equilibrio sobre las ondulaciones geográficas de los Apeninos, en 1997. Lo conocen como “el pueblo que se mueve” por sostenerse sobre corrimientos de tierra en una zona de riesgo hidrogeológico. En 2002, una serie de terremotos golpearon la región: hubo tres mil desplazados y decenas de muertes. Las cicatrices y los esfuerzos de reconstrucción aún persisten.

Calles, callejones, escaleras, pasajes, pasadizos, callejones, pendientes, todas arterias mínimas con veredas angostas y casas con techos a dos aguas amontonadas a diferentes niveles. Sintetiza el cliché de los pueblos del sur: descansa sobre colinas, como feudos, y distribuye en su casco histórico una plaza, una estatua del Padre Pío, una iglesia y un bar. No hay más que montes y un rencor enquistado. Castellino del Biferno inspira un semblante de paz y encanto, y conserva una tensión independentista: conviven, en su piel y en sus deseos, mensajes y símbolos de insurgencia. El movimiento político “Insorgenza Civile” (Insurgencia Civil) gobierna desde hace décadas la comuna. La inscripción “sur rebelde” y el mapa de Italia sin el norte aparece en paredes, en vehículos, en boletines institucionales.

La referencia a Maradona está materializada en una estatua, en billetes y en monedas, pero también en la idea de redención de las sociedades del sur italiano

 

 

 

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