La extraña desaparición de una familia durante una década y una escalofriante confesión en TV con récord de audiencia

La extraña desaparición de una familia durante una década y una escalofriante confesión en TV con récord de audiencia

Después de 10 años de la desaparición de una familia, uno de los hijos, Ferdinando, fue hallado en Londres a causa de una multa de tránsito (ANSA/ARCHIVIO/MANCUSO)

 

En la tarde cálida de agosto de 1989, la ciudad de Parma fue testigo de la desaparición de una de sus familias más respetadas. Giuseppe Carretta (53), un contador de renombre, junto a su esposa Marta Chezzi (50) y sus dos hijos, Ferdinando (26) y Nicola (23), se esfumaron sin dejar rastro al salir de vacaciones. Lo que inicialmente parecía un viaje común se convirtió en un misterio que capturaría la atención de toda Italia.

Por infobae.com





La televisión y los medios de comunicación jugaron un papel crucial en este enigma. A finales de 1989, el programa de investigación “Chi l’ha visto? (¿Quién lo ha visto?) recibió una llamada anónima que llevó a los investigadores hasta la casa rodante de la familia. Este programa, que debutó ese mismo año, se convirtió en una pieza clave en la difusión del caso Carretta y mantuvo el misterio en el candelero.

El hallazgo de la casa rodante en un estacionamiento en Milán no hizo más que alimentar una serie de teorías y especulaciones sobre el paradero de la familia. El vehículo estaba vacío, sin signos de lucha ni evidencia alguna que pudiera esclarecer las circunstancias de su desaparición. ¿Habían huido los Carretta voluntariamente? ¿O acaso eran víctimas de algún acto nefasto?

Durante casi una década, no se supo nada acerca de la familia. Los medios de comunicación y la policía especularon sobre un posible escape al extranjero, quizás motivado por malversaciones financieras cometidas por Giuseppe en su empresa. Esta hipótesis ganaba peso entre los investigadores y periodistas, pero sin pruebas concretas, la verdad permanecía esquiva.

La desaparición de los Carretta se convirtió en un símbolo de los enigmas sin resolver, que resonó en los hogares italianos durante años. ¿Qué pudo haber llevado a una familia entera a desaparecer de esta manera? La ausencia de respuestas claras solo servía para profundizar el misterio y el morbo que rodeaba el caso.

El giro más impactante en el caso Carretta llegó una década después de su desaparición, en un momento en que todo parecía que estaba perdido. Ferdinando Carretta, el hijo mayor de la familia, emergió del olvido. El caso volvía a cobrar vida.

¿Quién lo vio?

En octubre de 1998, Ferdinando fue detenido en Londres por una infracción de tráfico menor. Esta detención rutinaria llevó a un descubrimiento escalofriante: Ferdinando estaba desaparecido en Italia y había sido denunciado a la Interpol. La policía londinense contactó a las autoridades italianas, quienes no tardaron en intervenir. Pero fue su aparición en el programa “”Chi l’ha visto?” la que marcó el punto de inflexión definitivo.

El experimentado periodista Giuseppe “Pino” Rinaldi, de “”Chi l’ha visto?” fue un enviado especial a Londres para entrevistar a Ferdinando Carretta y fue quien, jugó un papel crucial en la revelación de los hechos. Rinaldi estaba obsesionado con el caso desde sus inicios y había viajado por el mundo en busca de pistas. Ante las cámaras del programa, en una entrevista que capturó a millones de espectadores, Ferdinando reveló la verdad detrás de la desaparición de su familia. Con una calma que muchos interpretaron como el resultado de una profunda desconexión emocional, confesó haber asesinado a sus padres y a su hermano menor. El 4 de agosto de 1989, movido por conflictos familiares aparentemente triviales que se habían intensificado con el tiempo, Ferdinando usó una pistola semiautomática para cometer el triple homicidio.

En la entrevista, el comportamiento de Ferdinando fue inicialmente reservado y casi evasivo. Había una tensión palpable. Rinaldi, por su parte, abordó la entrevista con determinación y sensibilidad. El clima cambió cuando Rinaldi, buscando llegar al fondo del asunto, hizo una pregunta que tocó una fibra sensible en Ferdinando: “¿Y si tus padres no pudieran oír?”. Esta pregunta, simple pero cargada de significado, pareció desencadenar una respuesta emocional. Bajó la mirada y después de una pausa que pareció eterna, el entrevistado levantó la mirada y comenzó a relatar detalladamente los eventos del fatídico día. Describió el acto, los momentos previos y el macabro detalle de cómo escondió los cuerpos. Rinaldi recordaría más tarde cómo el olor de la muerte fue mencionado por Ferdinando, un detalle que le confirmó la veracidad de la confesión debido a su crudeza y precisión.

¿Cómo podía un hijo y hermano transformarse en el verdugo de su propia familia? Esta pregunta resonó en los hogares italianos mientras Ferdinando describía la meticulosa eliminación de los cuerpos. Según su relato, después de cometer los asesinatos, ocultó los cuerpos en el baño de su casa, limpió la escena del crimen con precisión quirúrgica y, al día siguiente, según detalló, escondió los cadáveres en el vertedero de Viarolo, cerca de Parma. No obstante, nunca se encontraron los cuerpos ni el arma homicida.

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