El Mundo: El final del teniente rebelde, ejecutado y enterrado bajo cemento a 5.000 kilómetros de Venezuela

El Mundo: El final del teniente rebelde, ejecutado y enterrado bajo cemento a 5.000 kilómetros de Venezuela

ESTEBAN FELIX | AP

 

Al teniente Ronald Ojeda le secuestraron, ejecutaron, le introdujeron en una maleta y le enterraron a 1,40 metros bajo tierra en Santiago de Chile, a más de 5.000 kilómetros de su tierra venezolana, por cuya libertad tanto luchó. Cada detalle aportado por la Policía de Investigación de Chile (PDI) sobre la muerte del militar rebelde, secuestrado de madrugada nueve días antes en su propio hogar por un comando paramilitar, añade más misterio a un crimen macabro que ha conmovido a la sociedad democrática venezolana y que ha disparado todas las alarmas en Chile.

Por: El Mundo

El militar, de 32 años, fue acusado por el chavismo de ser un conspirador en al menos dos ocasiones. Contaba con estatus de refugiado político en Chile, país en el que vivía con su pareja y con sus dos niños tras protagonizar una fuga de película en 2017, cuando era conducido desde la prisión militar de Ramo Verde a los juzgados. El mismo penal donde Leopoldo López estuvo recluido durante tres años y medio.

“Lucharemos por tu moral, por tu vida que injustamente te quitaron. Algún día caerán los que nunca tendrán moral. Descansa papi, que luchaste a cada minuto, a cada instante”, se despidió su hermano Javier tras conocerse la identidad del cadáver enterrado en el asentamiento irregular de Maipú, al norte de la capital, donde malviven extranjeros.

Cuando los agentes chilenos llegaron hasta allí en la mañana del viernes se encontraron con una placa de cemento de reciente construcción. Las excavadoras tardaron horas en romper el muro horizontal y encontrar el cuerpo dentro de la maleta. El teniente fue ejecutado poco después de su secuestro. Portaba los mismos calzoncillos con los que fue sacado semidesnudo de su apartamento, tal y como reflejaron las cámaras de seguridad de su edificio. Cuatro hombres pertrechados con cascos, pasamontañas, chalecos antibalas y armados con pistolas, uno de ellos con credenciales de la PDI, se lo llevaron a la fuerza con el mismo procedimiento táctico que utilizan los cuerpos especiales de seguridad de la revolución bolivariana.

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