Franklin Piccone Sanabria: El panorama de las primarias

Franklin Piccone Sanabria: El panorama de las primarias

El panorama de las primarias (sin duda, una acertada medida de la plataforma para definir de manera democrática el abanderado para las elecciones del 2024), sufre un duro boicot de parte del régimen antidemocrático de Nicolás Maduro. Es cierto, existía en el seno de la oposición la disyuntiva de la pertinencia o no del acompañamiento técnico del CNE entre los precandidatos y las organizaciones políticas. Pues bien, la renuncia masiva de los rectores del poder electoral para impedir esta posibilidad demuestra fehacientemente que quienes apostaron a favor de esta asistencia estaban en la dirección correcta, no solo porque preparaba pedagógicamente al electorado para el evento futuro, sino porque con ello, garantizaba logística y trasparentemente la realización de esta crucial consulta popular, muy a pesar de la acostumbrada narrativa del radicalismo fantoche. Siempre, sospechosamente, contrario a la salida institucional por la vía del voto.

En otro punto, así como el chavismo necesita con urgencia recuperar a su electorado, otro tanto pasa con la oposición. Esta reconexión con el pueblo sufrido es, además de la titánica tarea de llevar a cabo autogestionariamente las primarias, el mayor reto para los que demandamos el cambio político en Venezuela. La fragmentación del discurso opositor en las voces de sus candidatos favorece la apatía de la población y demuestra una gran dispersión de la fuerza unitaria, de la dirección política de este inmenso sector y la inexistencia de una ruta viable, lo que tributa a la desesperanza, a la desmovilización y a la falta de una voluntad nacional tanto para la resistencia como para la defenestración final de esta pesadilla.

Entendámoslo, el panorama de las primarias es incierto y poco probable sin el CNE. ¿Qué hacer si el gobierno logra su cometido de impedirla a toda costa? Lo natural, a fin de evitar este duro revés, es que se prevé otras alternativas para la escogencia del candidato unitario. ¿Sondeos de opinión o consenso? Lo primero resultaría más apropiado, por cuanto la decisión descansaría en la proyección del candidato que esté en el radar de la aspiración de ese gran electorado y no en la conveniencia de un reducido grupo de organizaciones. Aun así, nada se descarta. El comportamiento electoral del 2024 se traducirá en la continuidad o no de este régimen y para ello, es vital que la disidencia cuente con una opción de amplio respaldo, producto del mayor consenso posible. Los que se aparten de este acuerdo unitario sufrirán el efecto Barinas.





Corremos con unas primarias con candidatos que la población ni conoce, con candidatos que no llegarán al final por su condición de inhabilitados (lo que resulta una gran irresponsabilidad, porque generan unas expectativas cuya decepción tendrá el fatal rostro de la abstención), con candidatos que esperan un honroso segundo lugar en las preferencias, apostando que al primero lo sancionen (sin entender que así no representan a esa inmensa mayoría que anhela el cambio político), y están, desde luego, lo que ya ha pagado el gobierno para que concurran solos con el objeto de quebrar la unidad. ¿Para qué negarlo? El panorama es difícil. Urge que la plataforma tenga en su haber una sala situacional que pulse en cada momento avances y retrocesos en su compromiso ineludible de alcanzar para Venezuela la democracia.

El pasado sábado 24 de junio se realizó finalmente la inscripción de algunos candidatos de la plataforma ante la Comisión de Primarias. Uno de los precandidatos, Manuel Rosales, no lo hizo. Su organización, Un Nuevo tiempo, apartó un espacio, bien para que en los próximos días se ratifique su nombre o se apoye a otro de mayor consenso. En esta cacofonía, ha sido una política de altura. Un llamado a abandonar la búsqueda de saldos individuales y poner la mirada en la Venezuela que queremos los que realmente quieren a Venezuela. Esta política de desprendimiento habla bien tanto del gobernador del Zulia como de su organización. No cabe la menor duda, es una exhortación a pensar en grande y en aquellos que demandan de sus dirigentes la mayor de las responsabilidades en esta coyuntura crucial.