¿Se puede eliminar el VIH con el trasplante de cordón umbilical?

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La respuesta a esta apasionante hipótesis comienza a gestarse nada menos que en los años ochenta del siglo pasado cuando Stephen Lyon Crohn, un neoyorquino homosexual, fue viendo como sus parejas morían como consecuencia del sida mientras que milagrosamente a él no le ocurría nada. Convenientemente estudiadas sus células, en 1996 se comprobó que era portador de la llamada “mutación delta 32” en una proteína de la superficie de los linfocitos, el receptor CCR5, que en condiciones normales sirve como un camino de acceso para el VIH (y también para otros virus como el de la viruela) al interior de las células.

Por El Confidencial

Se llegó a la conclusión de que Stephen Crohn (por cierto, familiar del médico del mismo apellido que dio nombre a la enfermedad de Crohn) estaba protegido del VIH como consecuencia de esta mutación que impedía al virus entrar en las células y producir en ellas sus efectos devastadores y lo mismo a todas las personas con el marcador CCR5 delta 32 en estado homocigoto, es decir heredado de ambos progenitores. Esta mutación es particularmente frecuente en el norte de Europa, se calcula que está presente en un 1% de la población caucásica y menos aún en otras razas.

Este hallazgo abrió un gran abanico de posibilidades en la lucha contra el sida mediante el diseño de nuevos fármacos que interfieren en esta vía de acceso del virus y que, por tanto, pueden frenarle y mantener la infección controlada. Sin embargo, pronto se pensó que el desiderátum sería conseguir que las células de los pacientes infectados desarrollasen esta mutación y de esta forma se hicieran inmunes al virus.

Hoy día, este cambio de células solo es posible mediante el trasplante de células madre sanguíneas, bien procedentes de médula ósea, de sangre periférica o de cordón umbilical de otra persona, que le acaba transfiriendo su identidad, previa destrucción de las células propias. Y efectivamente, en 2007, Timothy Brown, un paciente con leucemia mieloide aguda y portador de VIH, se convirtió en la primera persona que, tras recibir un trasplante de médula de un donante CCR5 delta 32 por su enfermedad hematológica, no solamente remitió esta, sino que se eliminó el VIH sin necesitar más tratamientos farmacológicos, se hizo inmune al virus y se convirtió en el llamado “paciente Berlín”. Quedó libre del VIH hasta el momento de su muerte en 2020 como consecuencia de su leucemia.

Tras el paciente de Berlín se han registrado otros dos casos de eliminación mantenida del VIH tras un trasplante de médula con esta mutación sin tratamiento medicamentoso: el paciente de Londres, un enfermo con linfoma de Hodgkin y recientemente el paciente de Düsseldorf, también con una leucemia mieloide aguda. Debe quedar claro que el trasplante de médula de un donante compatible es un procedimiento muy agresivo cuya indicación es el proceso hematológico, mortal de otra forma, pero no el VIH, que afortunadamente está lejos de ser la enfermedad devastadora del siglo pasado gracias a los modernos tratamientos farmacológicos.

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