Ramón Peña: Sobre coexistencia pacífica

Ramón Peña: Sobre coexistencia pacífica

Aunque algunos historiadores, Francis Fukuyama entre otros, vaticinaron condiciones alentadoras para la paz mundial luego de la caída del Muro de Berlín, no ha ocurrido del todo así. Cesó el enfrentamiento ideológico capitalismo vs. comunismo, la internacional comunista dejó de existir, pero asistimos a un cierto remake de la Guerra Fría.

Dos frentes: uno que agrupa regímenes totalitarios de Rusia, China, Irán, Siria, Cuba, Nicaragua, entre otros, con el anti norteamericanismo como sello común que los une, y en el polo opuesto Estados Unidos y democracias de todas las latitudes.

Pero, lo que realmente luce determinante para un destino de paz o no de la humanidad, es la naturaleza de la relación que se desarrolle entre los dos protagonistas fundamentales de esta historia: China y Estados Unidos. Objetivamente, el liderazgo mundial de Estados Unidos dejó de ser incontestable. Es desafiado por China cuyo poderío económico, comercial, militar, científico es cada vez más un reto para los estadounidenses, y luce indetenible.





Henry Kissinger, una voz de sapiencia, a punto de cumplir 100 años, en reciente entrevista inquietó al mundo “Ambas partes se han convencido de que la otra representa un peligro estratégico…vamos camino de una confrontación entre grandes potencias”. Piensa que ninguna tiene mucho margen de concesión política y cualquier alteración del equilibrio puede tener consecuencias catastróficas. Por eso, llama a bajar la temperatura, practicar la moderación y sugiere al presidente de Estados Unidos dirigirse al chairman chino: “Señor presidente, los dos mayores peligros para la paz somos nosotros dos, tenemos la capacidad de destruir la humanidad…”

Y tomemos en cuenta que, a partir de ahora, la Inteligencia Artificial probablemente también agudizará la tensión entre ambos países. Salvo que, providencialmente, sea un área de concertación.

Siguiendo al veterano diplomático, roguemos los humanos porque en ambas potencias prevalezca talento diplomático, sentido de equilibrio y, especialmente, reconocimiento y aceptación recíprocos….