MCM: La mujer que no le tiene miedo al miedo, por Manuel Malaver

Manuel Malaver @MMalaverM

El acontecimiento político más conclusivo y sorprendente en Venezuela en lo que corre del 2023, es que María Corina Machado está barriendo en las encuestas para las elecciones primarias previstas a realizarse en octubre del presente para elegir el candidato único que se batiría con Maduro para decidir quién sería el presidente de los venezolanos en el período 2024-2030.

Una auténtica confrontación de bloques o parte olas entre ciudadanos en la cual se funden lo electoral y lo mililtar, lo democrático y lo dictatorial pero cuyo ganador, salga de las urnas o los cuarteles, no se conocerá si una explosión popular deja plenamente establecida que ya los uniformados agotaron sus cañones y toca ahora a la sociedad civil recoger los vidrios y empezar a reconstruir otra Venezuela.

Es la experiencia que dejan 23 años de una suerte de juego de la candelita donde un sector muy importante de la oposición democrática no se convenció nunca que luchaba contra una dictadura de las más feroces que se conocen para engañar y burlar la voluntad popular y la dictadura hacía importantes concesiones al orden constitucional de modo que se pensará que en algún momento se le iba a aplicar la puntilla final.





Los resultados en las elecciones parlamentarias del 5 de diciembre del 2015 que le permitieron a la oposición ponerle la mano a la mayoría absoluta en la Asamblea Nacional y el acceso del partido “Voluntad Popular” a la presidencia de la AN el 5 de enero del 2019 elevando una carta de su militancia, la del diputado Juan Guaidó, quien 18 días más tarde, el 23 de Enero, recibió el apoyo de un Cabildo en Caracas para declararse “Presidente Interino”, pienso que fueron las grandes jugadas y oportunidades que se agenció la oposición para ponerle fin a la más grande tragedia que ha vivido el país.

Sin embargo, tal como ya había ocurrido el 11 de abril 2002 y el 6 de diciembre del 2007, cuando el país rechazo en las urnas una “Reforma Constitucional” propuesta por Chávez, no se fue a una ruptura definitiva y total con el régimen, a la creación de dos gobiernos, uno presidido por el Legislativo y otro por el Ejecutivo, sino que en las dos oportunidades se pensó más bien que con presiones más, presiones menos, la dictadura se rendiría, promovería unas elecciones libres, independentes y honestas y se le entragaría el gobierno al ganador.

Hubo otra gran oportunidad para recuperar la presidencia como fue la victoria electoral de Henrique Capriles en las elecciones del 13 de abril del 2013 para sustituir a Chávez quien había fallecido el 5 de marzo, y que el propio Maduro, en un primer momento, reconoció había perdido, pero después de un llamado y una denuncia ante el país y la comunidad internacional del candidato opositor de que le habían “robado” las elecciones, la oposición representada en la MUD (AD, Primero Justicia, Un Nuevo Tiempo y Avanzada Progresista) decidieron que era mejor “dejar las cosas como estaban” y esperar por mejores oportunidades.

No pensaron lo mismo Leopoldo López, presidente de “Voluntad Popular”, María Corina Machado, Presidente y Fundadora de “Vente Venezuela” y Antonio Ledezma, Alcalde Metropolitano de Caracas, quienes lanzaron un movimiento “La Salida”, convocando al país a desprenderse de la “vía electoral”, y conquistar la presidencia desafiando a la dictadura en la calle.

Fue otro fracaso de un nuevo empuje de las fuerzas democráticas para derrocar a la dictadura, pero no porque el pueblo no respondiera al llamado de “La Salida” de que solo en una confrontación se haría retroceder a la dictadura, sino porque la MUD, llamó a desconocer y deslegitimar una movilización que ya cubría todo el país, e igualmente se prestó a un intriga por la cual, Leopoldo López, se entregó a las fuerzas represivas de Maduro que, a partir de ese momento, fueron aislando más y más al movimiento opositor.

Pero lo peor fue que con la prisión de López y un saldo de 40 muertos, 300 heridos y 600 prosioneros, Maduro y la MUD dieron inicio a un diálogo para poner fin a la crisis nacional, en el cual, por supuesto, se planteaba la posibilidad a unas elecciones libres, independientes y honestas y que no fue sino otra argucia para enfriar la calle y esperar que con que el concurso de las multilaterales (OEA, El Grupo de Lima, El Vaticano, la UE) se restableciera la democracia venezolana pero sin disparar un tiro.

Puede afirmarse que con una opción tan predispuesta para que el entronizacimiento de una dictadura totalitaria en Venezuela no buscara otra vía que la “negociación”, si se llegó a una ruptura de hecho de la unidad de la oposición venezolana, con varias y distintas fracturas (así, por ejemplo, Leopoldo López y “Voluntad Populat” se reincorporan a la MUD), contribuyendo a que un último esfuerzo a mediados del 2017 para torcerle el brazo a Maduro en una enorme movilización popular y una vez fracasada esta, volvieran los diálogos, y pareciera que habría algún final cuando en el cambio que debía hacerse en la presidencia de la AN en enero de 2019, “Voluntad Popular” promueve al diputado, Juan Guaidó y este anuncia la presidencia interina del país.

Los sucesos que transcurren entre 2020 y el primer trimestre del 2023 son demasiados recientes como para que dilapide algunas líneas recordándolas, pero estamos a meses de realizar unas elecciones primarias que eligirían a “un candidato único” para enfrentar a Maduro en las elecciones presidenciales de diciembre del 2024, y sin que se pueda decir de que habrá primarias y ni siquiera presidenciales, el país ya decidió que su candidato es María Corina Machado.

En un universo donde en el total electoral se cuentan hasta 20 candidatos, y aspirantes como Capriles, Manuel Rosales, posiblemente Eduardo Fernández, uno de los hermanos Guanipa que representaría a “Primero Justicia” y Julio Borges, y para que no falte el bochinche que es inexcusable en Venezuela, Benjamin Rausseo, quien representaría a Juan Barreto y a otros desertores del PSUV, el partido que fundó Hugo Chávez.

En otras palabras, que muchos gritos, muchas posiciones, muchos devaneos, contra una sola voz, la que siempre ha dicho y sostenido que en Venezuela hay una dictadura totalitaria y que solo será derrota cuando el pueblo venezolano se levante y sin prisa ni vacilaciones saque a Maduro y su pandilla del poder.

Es la voz de la mujer que no le tiene miedo al miedo: María Corina Machado.