Saltar al vacío sin morir en el intento: Las hazañas de Chris Gadler desde cada rincón en Venezuela

Chris Gadler
Chris Gadler

 

Puede parecer extraño ver a un hombre lanzarse desde lo más alto de las torres de Parque Central y cuando está a nada de arrebatar el poco aliento que queda de aquellos espectadores, con un corazón desbordado de incredulidad y adrenalina, los sorprende a todos después de extender el enorme paracaídas para frenar un impacto de lleno al suelo. Una proeza que muy pocos se han prestado a realizar, pero que sin atisbo de temor, Chris Gadler realiza a la perfección.

Para este criollo, el extremo es solo la punta de un inicio vertiginoso con el que pretende alcanzar hazañas inigualables. Tener la capacidad de controlar la mente y el cuerpo en cada audaz movimiento impide que cualquier límite dispuesto a una persona común sea solo una minúscula proyección de lo que es capaz de hacer. La Patilla aprovechó su visita a Venezuela para descubrir qué llevó a este intrépido aventurero a realizar saltos memorables y peligrosos desde cualquier rincón del país y otras latitudes.





Por: Luis Eduardo Martínez | lapatilla.com

Créditos fotográficos @rodrigoungaro @ipaniza @hbm.art

Christian Gadler es un joven entusiasta que creció en Valencia, estado Carabobo. Descender desde lo más alto siempre fue su más anhelado sueño, pero confesó que el primer deporte extremo que practicó fue el motocross y su padre, al ser endurista, tuvo mucho que ver. Cuando apenas tenía seis años, tuvo su primera moto y a los ocho comenzó sus competencias.

“Paré un poquito, luego seguí haciendo motocross y me pasé al freestyle motocross que se parece muchísimo, pero es un poquito más de exhibición en el sentido de que trata más de saltar y hacer trucos en el aire, para luego en el 2016 hacer mi curso de skydiving, que es el paracaidismo desde la avioneta”.

Chris Gadler
Chris Gadler

 

Después de prepararse arduamente durante un año en el skydiving, vino otro cambio: El salto base. “Es el salto de paracaídas desde un objeto fijo. Y desde ahí lo llevo practicando. En 2017, 2018 y 2019 salté poco, quizás haya hecho diez saltos al año”.

Como venezolano todoterreno no detuvo sus maniobras hasta convertirse en el paracaidista excepcional que es hoy día. Chris se mudó a Tarragona, España, donde encontró el escenario ideal para hacer sus saltos de forma más fluida y darle rienda suelta a su espíritu aventurero.

Un salto de fe

Hay que tener valentía para lanzarse tantas veces a lo desconocido y disfrutar la experiencia en el intento. Antes de irse a España, el criollo se precipitó por el Teleférico de Mérida, el Lago de Maracaibo, y el Salto Ángel.  En el mes de noviembre de 2022 regresó a su país natal y no desaprovechó la oportunidad ni mucho menos la adrenalina para arriesgarse con su ímpetu en San Juan de Los Morros, varias antenas de Carabobo, incluso en las torres de Parque Central y otros lugares más.

Para el deportista extremo de 33 años es difícil escoger entre las dos disciplinas que lo han acompañado durante su trayectoria, puesto que ambas le encantan de manera ilimitada y es por eso que piensa juntarlas próximamente, al mismo tiempo, de una forma muy particular. “Una de las metas para este 2023 es poder combinarlas, o sea, hacer un salto base partiendo de estar montado en moto”.

El equilibrio y la confianza son claves para completar cada desafío. Chris convierte el temor en un aliado para permanecer atento a cualquier eventualidad y mantenerse alerta en medio de la tensión, estudiar los riesgos y asegurarse de cada detalle antes de concretar un salto.

La verdad me gusta tener un poquito de estrés cuando uno está por saltar. Cuando uno tiene ese miedo, esas ansias, ese poquito de estrés sin llegar a ser pánico. O sea, me refiero a que uno tenga un cierto miedo a que puedas controlar todo, me ayuda a tener mayor capacidad de reacción. Así siento que tengo los reflejos más activos. Ese mismo miedo es el que me lleva a chequear mil veces el equipo antes de realizarlo, a chequear bien las medidas y también a chequear bien las condiciones para que todo esté lo más óptimo antes de realizar el salto y así evitar problemas durante el salto. Pero siempre he dicho que tener un poquito de estrés es bueno”

Chris Gadler

 

Las locaciones pueden variar, así como lo ha demostrado anteriormente, sus descensos pueden ocurrir en la montaña, en otro momento puede suceder desde un edificio y por eso sabe que debe mantener un entrenamiento previo antes de llegar al lugar. Actualmente, Chris tiene una lesión en una de sus rodillas que le causó un accidente en moto y el cuidado debe ser aún mayor por lo que se ha visto obligado a no realizar mucho esfuerzo para evitar un daño más severo.

“Estoy haciendo mucho estiramiento, calentamiento de rodilla, siempre hago como una sentadilla, otros ejercicios de movilidad y estiramiento antes de saltar, ya que en el impacto del landing ahorita me puede causar más daño en la rodilla. Entonces, trato de hacer ese calentamiento para mantenerla, por lo menos que no se dañe más. De hecho, ahorita al llegar a España voy a tomar un mes para hacer terapia y fortalecer la rodilla. Luego empezaré de nuevo”, explicó.

Aún así continuó sus saltos arriesgados y hace poco uno de ellos desde una antena le provocó un mayor deterioro a su rodilla, desde ese momento, en el landing o aterrizaje, Chris se deja rodar por el piso para no apoyar la pierna de la lesión.

Se ve como si aterrizara fuerte, pero lo que estoy haciendo es dejarme rodar al piso. Lo estoy haciendo a propósito para no lesionarme más. Cuando llegue a España me lo tomaré un poquito más con calma, fortaleceré bien y luego empiezo otra vez”.

Mente fría ante el riesgo

Chris toma la decisión de cada salto basado en distintos factores. En principio, se deja llevar por lo atractivo del lugar y luego realiza el estudio para determinar si es seguro realizar la caída desde allí con un láser trigonométrico.

Siempre que voy a visitar un sitio hago una investigación previa de todos los objetos que hay, que tengan altura y a ver cuales son los que me llaman la atención. Siempre en la evaluación hago una relación de riesgo, como llaman los gringos, que es el riesgo que conlleva saltar ese objeto, que me de un grado de satisfacción, que de verdad valga la pena hacerlo. Eso es lo primero que contemplo”.

Chris Gadler
Chris Gadler

 

“Antes de hacer una evaluación uso un láser trigonométrico que calcula al pulsar un botón todas las medidas que necesito y luego con la experiencia que tengo saco un estimado sobre si el salto es viable o no”, añadió.

Y en muchas oportunidades esas mediciones lo han llevado a echarse para atrás y desistir de poner en riesgo su vida. 

“Pasa muchísimo que te montas en un objeto o en un edificio y no te convence o tiene la altura para realizar el salto, pero de repente te asomas en el landing y no hay nada, hay puros cables, objetos de construcción o cualquier otra cosa. O de pronto llegaste al sitio y no te llama la atención el salto por alguna razón”.

Con este tipo de deportes extremos los retos siempre van en aumento y para Chris no hay límites que se impongan a su estilo de vida temerario. En España tuvo uno de sus mayores desafíos al realizar un triple salto.

Justo antes de venir a Venezuela hicimos un triple salto donde había que llegar a la parte más alta escalando, nada más en una vía que no estaba abierta, que la abrimos nosotros. Había que aterrizar en un sitio al que solo se puede llegar escalando o en paracaídas. Era como una torre de piedra, por decirlo así, para empacar en esa torre y volver a saltar a otra torre más que está un poquito más abajo y hacer lo mismo, empacar y saltar. Así hasta llegar al último lado”

Aunque en Venezuela, saltar desde el techo del Estadio Metropolitano de Barquisimeto, también representó un desafío sin precedentes que lo obligó a exprimir sus habilidades al 100 por ciento para evitar el mínimo error. 

“Por la altura y el espacio que necesitaba recorrer para llegar al campo, al landing, donde estaba todo limpio, tenía que salir todo perfecto. No había margen de error, o sea, no podía haber una apertura ligeramente hacia los lados, nada, tenía que ser todo perfecto. Este es uno de los saltos que he hecho que menos margen de error tiene después”.

El peligro podría ser el segundo nombre de Chris. Y es que en cada salto siempre está latente. Sin embargo, es importante que todas las mediciones y técnicas salgan a la perfección, incluso si se debe apelar también a la suerte.

“Antes de todos los saltos siento peligro, pero trato de hacer todas las cosas lo mejor posible para que todo aquello que esté bajo mi control funcione. Siempre hay la posibilidad de que aparezca algo que no pueda controlar y cuando aparece lo mejor que se puede tener es un buen entrenamiento para solucionar ese problema”.

Una disciplina hecha pasión

Este 2023 pinta prometedor para Chris. Además del salto base con una moto, también espera regresar al país para intentar algunos desafíos desde lo más alto de Barcelona, en Anzoátegui. En esta visita al país, la lesión de la rodilla le impidió cumplir con ese objetivo pero volverá por más, y con ello, también se propone a retar al imponente Parque Canaima.

“La logística es un poquito más pesada porque está más alejado. Algunos sitios están más remotos, pero si quisiera en el próximo viaje a Venezuela hacer algunos saltos que tengo pendientes por allá en Canaima y en la Gran Sabana también”.

Chris Gadler

 

Practicar este deporte requiere de mucha disciplina, dedicación y entrega, pero sobre todo, es importante tener en cuenta los riesgos que conllevan. No cualquiera puede dedicarse a ello sin aceptar que para tener el control necesita pasar horas aprendiendo desde cero.

“Hay muchas cosas que se pueden mantener en control, hay otras cosas que no y eso hay que estar muy consciente antes de empezar con esto. Es importante, hacer todo paso a paso sin saltarse ninguno de ellos, ya que mientras más uno se tome el tiempo en cada uno de esos pasos, más seguro se va a sentir al momento de llegar ya al salto base”.

“Un requisito fundamental, no es obligatorio, pero yo lo recomendaría bastante es tener por lo menos 200 o 250 saltos desde el avión para luego hacer los primeros saltos base y que esos primeros saltos sean en sitios donde haya mucho margen de error. Luego de haber hecho muchos saltos donde haya mucho margen de error, ir colocándole un poquito de picante a esos saltos, pero ir haciendo todo muy lento, sin apuro, porque el apuro solo trae accidentes”, puntualizó.