A la cárcel sin poder ni pueblo, por @ArmandoMartini

A la cárcel sin poder ni pueblo, por @ArmandoMartini

Armando Martini Pietri @ArmandoMartini

Latinoamérica se zarandea, por la crisis que explosionó con despido y captura del presidente peruano; aun cuando tal acontecimiento era la crónica de una muerte anunciada. La premonición entreveía la delicada situación, con base en las facultades constitucionales del congreso a realizar juicios con el sambenito de incapacidad moral. El juego peligroso de asentar golpes y contragolpes en pugnas entre el ejecutivo y legislativo explican, en parte, el preocupante trance político. 

Tras poco hacer, el aturdido Pedro Castillo intentó sacarle la alfombra al congreso. No obstante, fue el parlamento quien le sacó el tapete. Sin mando ni sombrero, se dispuso huir hacia el depósito de desperdicios según la tradición y hoy, voluntad del presidente mexicano, empeñado en ser bandera de la izquierda; quien ya una vez, recogió al rufián de Evo Morales, cuando la ciudadanía rechazaba una presidencia eterna, a cuenta de chavismo, indígenas y productores de drogas.

Al educador su incompetencia le llegó, intentó especie de golpe, equivocando su área de autoridad constitucional; la cual, reveló, cuando proclamó la disolución del Congreso; sin contar con respaldo de la vicepresidencia, ministros, diputados, partidos, Fuerza Armada, Policía Nacional y ninguna organización de la sociedad civil. Nadie lo apoyó, ni siquiera llegó al aeropuerto, fue arrestado. Y atestigua displicente, no recordar haber leído la declaración que lo derribó.





Ante la encrucijada e indiscutible derrumbe, entró en pánico; actuó con ingenuidad e inexperiencia, ausencia de planes e incapacidad comunicacional; fue relevado por la vicepresidente, pero, tomen nota, está siendo también investigada. Dina Boluarte, ahora presidente del Perú, separada de la estulta pendejada, trata de hacer su propio espacio. Sin embargo, no debe olvidarse, que en Perú encarcelan a sus presidentes al detectarles delitos. De los últimos 9 presidentes; está huyendo (Alejandro Toledo), muerto (Alan García), presos: Alberto Fujimori, Ollanta Humala, Pedro Pablo Kuscynsky, Martín Vizcarra y expulsados por el congreso con breve duración: Manuel Merino y Francisco Sagasti. Ahora le tocó a Pedro Castillo.

El decimonoveno país más grande del mundo y tercero de América del Sur, tiene problemas políticos y económicos, que se agravarán con este acontecimiento; se mezclan multitud de partidos ninguno mayoritario, donde existen ideologías desde las extremas hasta moderadas, que se juntan de acuerdo a miserias ocasionales, conocidos como “partidos de alquiler”. 

El maestro rural, de sombrero ganó las elecciones, y se impuso como abanderado del Foro de Sao Paulo y Grupo Puebla, aportando imagen de sencillo docente campesino, nacido de la profundidad del pueblo, mestizo de facciones indígenas; fue simplicidad que emociona, pero expedito indica que carece de capacidad y experiencia para cualquier nivel de administración pública que, en el caso de Castillo y el partido que lo respaldaba, Perú Libre, tenía relaciones con terroristas asesinos de Sendero Luminoso, aun activo. Como si en Venezuela decidieran al presidente, el ELN y los narcoguerrilleros.

Poco importa dónde lo envíen por la bufonada, además, en su haber, hay varias investigaciones judiciales por corrupción. En diez y ocho meses de gobierno demostró insolvencia y desbarajuste administrativo; cambió 5 gabinetes, 80 ministros, que a muchos ni siquiera conocía, desligándose de quien lo postuló. Su victoria con Perú Libre (marxista-leninista) fue pírrica, (0.28%). De los 130 integrantes del congreso, obtuvo 19% de los curules. Y, por si fuera poco, las encuestas indican un 80% de rechazo popular. ¿Por qué respaldar a un tonto ignorante, denunciado por corrupción e incapacidad moral?

¿Qué va a pasar?, difícil predecirlo. Pero, todo indica que habrá convocatoria electoral general. Un país sin estructura política comprensible, de todos contra todos, unidos dependiendo de por qué; con una economía sostenida por esfuerzo ciudadano, y un pasado democrático de desconfianzas. Habrá que esperar. Vendrán alianzas y repartos de Gobierno. Boluarte, lo tendrá difícil, pero debe demostrar habilidad para sostenerse en el poder, sin apoyo partidista, ni congreso a su favor, sin estabilidad ni confianza ciudadana, para completar su término y gobernar una nación, que lleva demasiado tiempo ingobernable. Precisará apoyo interno, y de la comunidad internacional, ambos impredecibles.

El aprieto económico, la inflación por encima del 8%, protestas por reivindicaciones sociales, vaticinan inestabilidad, afectará la armonía social, la institucionalidad y gobernabilidad democrática. Obligando a colocar un dique de contención contra aventureros, espontáneos e improvisados, carentes de capacidad política, pretendiendo asumir responsabilidades de Estado. Lección para que Latinoamérica avance sin tropiezos políticos, con independencia de poderes, en paz, libertad y democracia.

@ArmandoMartini