Alfredo Maldonado: Il se passe quelque chose

Alfredo Maldonado: Il se passe quelque chose

Podrían ser casualidad o elementos de un proceso en desarrollo. Sorprendió en el viaje de Nicolás Maduro, un hombre que parecía muy interesado en tener toda la atención de un Maduro mucho más alto y fornido, que no parecía entender muy bien lo que el menudo francés –porque era francés y al lado de Maduro menudo- le decía con entusiasmo, insistencia y sobándole el brazo.

Porque el excitado francés era Emanuel Macron, Presidente de Francia, quien años atrás como Presidente de la segunda o tercera economía de la Unión Europea fue de los que reconoció a Juan Guaidó como Presidente Interino de Venezuela. O sea, desconoció a Maduro.

La cosa fue en Egipto en una conferencia de mandatarios sobre el cambio climático, a la cual llegó el mismo Maduro que preside un gobierno que no ha preparado a las quebradas y ríos para las lluvias y no sólo no ha impedido sino que ha incitado a que los mineros ilegales e irresponsables hayan convertido buena parte de Guayana en un peladero comandado por las narcoguerrillas colombianas, las mismas que Gustavo Petro trata de perdonar.





En Venezuela hay Ministerio de Ambiente, pero no hay ambiente de un organismo medianamente eficiente dedicado a la bioconservación y ese tipo de iniciativas, eso en Venezuela, como todo lo que alardea la revolución en los últimos 23 años, es tronar de palabreríos y nubes de no hacer nada, excepto divagar.

Fue curioso el afectuoso encuentro del Presidente del país europeo cuya energía depende en mucho de instalaciones nucleares que Paris jamás aceptó cerrar y el del país de los deslaves, inundaciones, viviendas arrastradas y calles inundadas por las lluvias, y la desertización de Guayana.

Pero todo tiene que ver con la situación internacional, la creciente inflación europea, la guerra rusoucraniana y la energía de gas y petróleo rusos como instrumento de presión. No es que Maduro haya cambiado y ahora sea un demócrata ejemplar, es que el mundo ha cambiado y el gas, el petróleo y los gigantes Total de Francia, Repsol de España y ENI de Italia quieren más hidrocarburos, merci beaucoup, notre cher Putin.

No hizo ni dijo nada destacado el président vénézuélien en tan lejana conferencia –dicen, no me consta, que se movilizó en tres jumbos de Conviasa para confundir a perseguidores de recompensas, viajó, llegó, dijo algo sobre el compromiso conservacionista y se regresó, hasta donde podemos saber. Porque si hay algo abandonado en lo referente al cuidado del ambiente, es Venezuela. Allá en El Cairo quedó Gustavo Petro, con su tema de acabar con el carbón y el petróleo, que los guerrilleros son buenos tipos recuperables y que si un colombiano es rico debe pagar más impuestos.

Maduro regresó rápidamente a Venezuela donde parece que sí hay personalidades que hablan francés y quieren progresar. Y son graduados universitarios, que es mucho más que lo que puede alardear Maduro. Seguramente hablan inglés y francés tanto si se llevan bien como si sólo aprovechan los calores cubanos mientras discuten al frente (más o menos) del país y discuten en París. Con más formación que toda la que ha acumulado Maduro entre Caracas, no se sabe si Colombia, el chavismo y la Presidencia con casaca militar con un presunto prorruso al frente clavado por años y la posible –no nos consta, pero se comenta- con las crecientes ganas de los castromaduristas de cambiar de caras.

Putin fracasando y enredándose en Moscú, y en Venezuela personas y otros países latinoamericanos que nunca irán a la derecha pero podrían ponerle freno a la izquierda incompetente. Putin, quizás, putain no.