Hasta el fondo de lo nuestro, por @ArmandoMartini

Hasta el fondo de lo nuestro, por @ArmandoMartini

Armando Martini Pietri @ArmandoMartini

Un sinnúmero de heterogénea educación, múltiple formación y adiestramiento, sin restricción ni condición socioeconómica; los de pico y pala por instinto, desde humildes hasta técnicos y profesionales sin limitación de especialidades, resulta poco probable que regresen. La necesidad obligada de huir para vivir sin penuria ni carencia, disfrutar una mejor calidad de vida, los ha llevado a tierras lejanas, desconocidas; envolverse anónimo en el territorio de acogida; incógnito en alejamientos, sociedades, padres e incluso abuelos. Pero, sin importar cuál pasaporte, nacionalidad o carnet de identidad que ocupe la faltriquera, sus orígenes nunca serán negados ni olvidados. Costumbres, caprichos y decires, navidades entre gaitas y aguinaldos, exquisiteces de la mesa, gusto y calidad de añejos, errores con entusiasmo y aciertos con empeño, no desaparecerán jamás del alma llanera. 

Algunos regresarán y con ellos, la decisión de echar adelante con la experiencia de haber conocido otra sociedad, dentro de la cual convivieron, se entendieron, aprendieron sus tradiciones, hábitos y prácticas, además de sus logros individuales y colectivos.

Pero les temen tanto el régimen que con incompetencia, errores y empeño en reprimir los llevaron a perder las esperanzas y cruzar fronteras, ríos, selvas, y la falsa oposición llena de partidos perjuros, desgastados mintiendo una y otra vez, reiterando sandeces, vociferando vacíos, usando a los ciudadanos esperanzados como escalones a los pequeños espacios de poder y corrupciones.





Están regresando algunos porque los países a los cuales se fueron caen en similares o peores condiciones, ocurre en Argentina, o porque prevén los cambios producidos llevarán a repetir sufrimientos y angustias, como comienza a suceder en Colombia, o no logran engranar como sucede en países cuyos ambientes sociales y económicos pueden admirar, pero de los cuales no logran integrarse, formar parte del todo. Un venezolano puede ser empleado o empleador de un sueco, alemán, estadounidense o francés, pero no logra convertirse en ciudadano real de esa nación. Es más fácil para un gallego, español, turco o danés sentirse venezolano y comer arepa, que viceversa.

Un conocido pasó un mes en Alemania no forzado por el despiporre chavista sino por deseo propio de conocer, regresó hablando bien del país, su prosperidad, organización y disciplina; pudo saborear diecinueve tipos diferentes de cervezas, todas buenas cada una en su estilo, pero lo primero al regresar, fue tomarse una Polarcita bien fría, y una malta cortejada por una empanada de cazón.

Quienes estropearon a Venezuela, son los mediocres con la cabeza llena de basura cubana, iraní o rusa, lastimaron el país que tenía problemas pero también su forma de ser, y serán venezolanos de arraigo, quienes lo tomarán de nuevo en sus manos para barrer estropicios de un comunismo socialista corrompido, opresor, arbitrario, violador de los Derechos Humanos, y llevar a Venezuela por el camino del respeto de los principios éticos-morales y de las buenas costumbres ciudadanas, interrumpidos hace veintitrés años por militares y civiles que dejaron tirada en el piso aquella nación, enarbolando banderas deshilachadas y fracasadas de la Cuba castrista que terminó precipitándose en la tumba, sin arreglar ni uno de los problemas cubanos, por el contrario, empeorándolos.

Al chavismo Venezuela se le ha caído como se cayó el viaducto de la Autopista a La Guaira; igual que se ha convertido un Sistema Metro ejemplar en un museo patético de inmundicia y mugre. La Venezuela que, con inconvenientes, pero oportunidades y progreso el mundo miraba, se le derrumbó al chavismo y al poder expropiador e incompetente como el Ávila se desplomó encima al estado Vargas, ése que cambió su nombre porque le da vergüenza lucir el de uno de los más grandes científicos y demócratas de Venezuela.

Buena parte de los venezolanos que se fueron buscando un país mejor, regresarán con sus raíces intactas -tienen raigambre- a construirlo aquí mismo con los que se quedaron, que no todos son ladrones ni corrompidos, la mayoría es digna, honesta, respetable y honorable. Una Venezuela tan nuestra como nosotros de ella, con voluntades firmes y experiencias amplias, ejemplar, el país que realmente queremos y en el cual, ése mismo, no habrá cobijo ni espacio para el chavismo amoral e incapaz, ni para los que se revuelven dentro de una oposición similar.

@ArmandoMartini