Cómo fue la operación encubierta del ejército ucraniano para eliminar a los mercenarios rusos del Donbás

Cómo fue la operación encubierta del ejército ucraniano para eliminar a los mercenarios rusos del Donbás

Entre estas operaciones de bajo perfil estuvo la destrucción de una base del Grupo Wagner a 45 kilómetros al este de la línea del frente en Kadiivka ocupada por Rusia en el óblast de Lugansk a principios de junio (The Kyiv Independent)

 

Las fuerzas mercenarias de élite del Grupo Wagner han aparecido en Ucrania, presuntamente para combatir junto a los militares rusos en la guerra de Putin. Su presencia en la región oriental conocida como el Donbás, donde residen separatistas respaldados por Rusia, genera preocupación, dado el historial del grupo. Investigadores de las Naciones Unidas y asociaciones a favor de los derechos afirman que elementos Wagner han atacado a civiles, realizado ejecuciones masivas y saqueado propiedad privada en zonas de conflicto.

Por Infobae





Son una fuerza de élite, más profesional y experimentada que las tropas regulares rusas o sus colaboradores locales.

La entidad surgió en 2014, durante la anexión rusa de Crimea. El gobierno estadounidense ha indicado que la organización es financiada por Yevgeny V. Prigozhin, un empresario ruso y socio cercano de Putin. Se refieren a él como el “chef de Putin”, debido a su negocio de banquetería, el cual ha organizado elegantes cenas de Estado para el mandatario ruso.

Hay operaciones mucho más discretas que Ucrania lleva a cabo en lo profundo de los territorios ocupados por Rusia. Una de ellas es eliminar al Grupo Wagner, ya que enfrentar este problema ha sido uno de los grandes objetivos del ejército ucraniano durante la guerra.

Entre estas operaciones de bajo perfil estuvo la destrucción de una base del Grupo Wagner a 45 kilómetros al este de la línea del frente en Kadiivka ocupada por Rusia en el óblast de Lugansk a principios de junio, según informó en exclusiva el periodista ucraniano Alexander Khrebet en The Kyiv Independent.

Algunos ucranianos que permanecieron en los territorios ocupados por Rusia han estado ayudando a identificar tropas, equipos, bases y depósitos rusos, dijo Anton (nombre ficticio utilizado por el medio ucraniano para preservar su identidad), miembro de las Fuerzas de Operaciones Especiales de Ucrania, una rama de las Fuerzas Armadas que lleva a cabo misiones de reconocimiento y operaciones encubiertas detrás de las líneas enemigas.

Así, a través de los lugareños, los oficiales de inteligencia se enteraron en mayo sobre los mercenarios del Grupo Wagner estacionados en Kadiivka.

“El grupo se instaló en un gimnasio de un estadio local. Quedó claro que no eran las Fuerzas Armadas Rusas, sino, digamos, una rama específica del ejército ruso”, dijo Anton a The Kyiv Independent.

La transmisión de esta información fue hecha por un local. Este tipo de comunicaciones siempre ocurre de diferentes maneras. Un informante puede entregar información inmediatamente, otro, dos semanas después. “A menudo es una cuestión de suerte”, dice Anton. Luego viene la verificación, una evaluación de riesgo para los civiles, y más tarde pasarlas a otra unidad cuando se toma la decisión final.

Uno de los problemas es cuando un nuevo grupo de rusos se instala en la planta baja de un edificio de apartamentos. Los civiles viven en los pisos superiores. Los rusos lo hacen con frecuencia, utilizando a los civiles como escudo humano”, dice Anton al medio ucraniano. “Pueden instalarse entre un jardín de infantes y una escuela, o dentro de una de ellas”.

Esta vez, los mercenarios de Wagner en Kadiivka se habían instalado en una zona residencial.

Para el golpe a la base de Wagner en Kadiivka, los preparativos tomaron alrededor de dos semanas, desde que se recibió el aviso en mayo hasta que se golpeó al grupo el 9 de junio.

Lo cierto es que los lugareños sabían muy bien quiénes eran los mercenarios del Grupo Wagner, porque “no saben cómo mantener la boca cerrada. Ellos mismos dieron vueltas y se presentaron a las chicas como ‘una orquesta’ o ‘músicos’ –referencias al compositor alemán Richard Wagner-”.

Debajo de las tribunas del estadio, los mercenarios habían instalado un depósito de municiones, con cuatro o cinco de ellos haciendo guardia allí y rotando con frecuencia. “En total, había alrededor de 300 a 400 (mercenarios). Es difícil decir el número exacto. No creo que ni siquiera sepan cuántos de ellos estaban en la ciudad”, dice Anton al medio ucraniano.

Se desconoce qué estaba haciendo este grupo o qué se preparaba para hacer en el Donbás.

El estadio fue atacado el 9 de junio a la mañana con artilllería. Fue destruido. Las dos fuentes del medio ucraniano difieren sobre el tipo de armas utilizadas. Uno dice que fue un sistema de cohetes de artillería de alta movilidad, o HIMARS, proporcionado recientemente a Ucrania por los EEUU. “Pero Ucrania solo desplegó oficialmente HIMARS en Donbas en la segunda quincena de junio”, explica The Kyiv Independent.

La otra fuente cree que era un arma más obsoleta. “Los representantes controlados por Rusia informaron de bombardeos realizados por un lanzacohetes múltiple autopropulsado Grad. Sin embargo, las fotos del sitio no muestran múltiples áreas de impacto que habría dejado este tipo de lanzacohetes”, explica el medio.

Los rusos tomaron control del sitio y lo acordonaron, por eso fue difícil verificar la información sobre las víctimas. Tardaron una semana en limpiar los escombros. Anton estima que murieron unos 250 mercenarios.

Otra fuente informa que los rescatistas en el lugar dijeron que hubo 50 muertos, mientras que en la morgue dijeron que había 150 cuerpos.

Se desconoce el número de sobrevivientes.

Los representantes controlados por Rusia informaron que 22 civiles murieron en el ataque y dijeron que fue un ataque a una zona residencial y no mencionaron la presencia de ningún militar. Ucrania, en cambio, dijo que solo dos civiles murieron como resultado del ataque.