¿Papa habemus?, por @ArmandoMartini

¿Papa habemus?, por @ArmandoMartini

Armando Martini Pietri @ArmandoMartini

La historia y cierto revisionismo judeo-católico especialmente en la Alemania precedente a Chávez -porque hubo un mundo antes del alumbramiento milagroso en Sabaneta de Barinas-, a través del cual se juzgó y criticó con dureza al sacerdote italiano Eugenio Pacelli, nativo de Roma, Nuncio Apostólico (embajador del Vaticano) en Alemania, elegido Papa Pío XII; el 260 de la Iglesia católica, cuando Hitler engullía, devoraba a Europa con sus mortíferas y sangrientas tropas nazis. Ya Mussolini era dueño de Italia proclamando el fascismo; retorno a la grandeza del Imperio Romano.

Se critica lo poco que hizo contra aquel par de malandros criminales, violadores de todo derecho humano conocido y por conocer- para frenar ideologías asesinas, crueles y exterminadoras, en específico el nazismo que había conquistado el poder y lanzado la recuperación de Alemania tras degollar, descabezando a sus propios compañeros de las SA.

Hasta una obra de teatro, “Der Stelveltreter”, “El Vicario”, de Rolf Hochhuth, drama en el cual se le acusó de no haberse pronunciado frontal contra el Holocausto. No se sabe con exactitud qué se critica, si una posición o un estilo. Pío XII fue hombre de precaución y elegancia, de esa Iglesia prudente, cautelosa, organización de cada paso a su tiempo, pero no por ello menos firme en el amparo, salvaguarda y resguardo de los principios cristianos, defensa a favor de sacerdotes y feligreses duramente perseguidos.





Fue una fuerte campaña y muchos los rescatados, escondidos y salvados. Más dura la protección de los judíos. Schindler fue un gran ejemplo, pero no el único, no todos los alemanes, polacos y de otras nacionalidades aceptaron la ignominia persecutoria que para Hitler fue más que principio, un feroz pretexto político. Culpar, perseguir a los judíos era ya una tradición europea desde siglos anteriores. Las sucesivas asechanzas contra hebreos fueron de odio instintivo entre frailes de poco saber y comunidades de mucho ignorar que dejaron de lado detalles como José el Carpintero, María su esposa virgen, el Hijo de Dios, apóstoles y sucesores forjaron el cristianismo, fueron judíos de nacimiento y formación. Sobre esas intransigencias se basaron las demás; la mayoría codicias de reyes y nobles por verdaderas o presuntas riquezas que habían acumulado. Con rabia criminal patibularia, el Führer los culpó de la caída alemana en la I Guerra Mundial resultando fácil a los germanos creerlo y en consecuencia, tolerar la inhumana cacería que se desató.

La Iglesia Católica y Pio XII hicieron lo que pudieron, sacerdotes, obispos, priores, se deben muchas vidas judías, pero no fue fácil. Los alemanes e italianos después rechazaran a Hitler y colgaran de los pies a Mussolini, sin embargo, no los exime de sus primeros masivos apoyos. 

Cuba es un símbolo y tiene una historia de soberbia, avaricia, descristianización, tortura y muerte. ¿Qué decir, entonces, de un Papa nacido en Argentina, traído desde el fin del mundo para que dijese, causando estupor, que tiene una “relación personal” con el desvergonzado, canalla, ruin, asesino, torturador y tirano Raúl Castro, -que afirmó “si el Papa sigue así, volveré a la Iglesia Católica”-. Hermano menor y cómplice activo de la represión, indigencia, cárceles, hambre, miseria y desgracia del pueblo cubano, además, de la corrupción ideológica de jóvenes y obreros en América Latina y el mundo? “Lo confieso, tengo relación humana”; unión legalizada de hecho, que suscitó el júbilo de la revolución, decepción de los demócratas, tristeza y rabia entre los cubanos.

Francisco, nacido Bergoglio, insiste en inmiscuirse, con el pretexto de la paz, en el cruento conflicto entre cristianos ortodoxos; sangrienta e injusta guerra de Rusia contra Ucrania, mientras al mismo tiempo confiesa su trato de larga data, con el saqueador mafioso, déspota, opresor y arbitrario. Los cubanos aborrecieron las declaraciones del Obispo de Roma, les generaron indignación y dolor. Hay palabras que duelen más que la represión. 

Más le valdría al Papa Francisco, que abandonó las justas aspiraciones de paz, libertad, justicia social y democracia del pueblo cubano; y la versión comunista jesuita que lo acompaña, colgar las insuficiencias que ha mostrado y regresar a su lejana Argentina, beber mate con Cristina Kirchner y asistir silencioso para observar al San Lorenzo perder sus partidos de fútbol con Boca y River. 

El Papa siempre ha estado cerca de Dios y lejos de Cuba, al menos de la terrenal que, por notoria y notable incapacidad de sus amigos, está cada vez más cerca del infierno. Porque Papa, lo que fueron Pio XII, Juan XXIII y Juan Pablo II, lo que se dice Papa, non habemus.

@ArmandoMartini