Sin intervención de santos y reliquias de por medio, en mí país se ha dado un milagro imposible de creer hace pocos años cuando el extremismo polarizante era la norma, y los venezolanos sin conocerse cobardemente caceroleaban funcionarios en los restaurantes, cuando no zapeaban al adversario de la política… para que lo echaran sin razón del trabajo.
Pero los tiempos cambian y uno no sabe si culpar del hecho al ciudadano Putin… o a los grandes laboratorios que aliados a chinos, habrían inventado la pandemia… para sacar de circulación dos millardos de seres humanos… que según grandes millardarios sobran en este mundo.
El milagro se dio en la Asamblea Nacional donde cohabitan pero sin intimidad… como frailes en el convento… políticos con distintos puntos de vista… los cuales son objetos de minuciosa contraloría por otros políticos que en el pasado se abstuvieron de votar… y ahora les queda ver desde la ventana… como en las fiestas de la Caracas pobretona del siglo XIX… y llamar escorpiones a los que consiguieron aposentarse en una curul.
Como vimos el Legislativo aprobó una ley que regulará las Zonas Económicas Especiales y según las reacciones… a todos les gustó.
Desde la bancada del gobierno hubo aplausos… como era de esperar. Desde la opositora las expresiones acogieron distintos grados de aprobación… desde el aplauso tímido… hasta al frote de manos de quien calcula futuros beneficios.
Pocos difirieron e incluso extremistas del interinato callaron mientras otros apenas atinaron a lucubrar “se van a llenar los enchufados”.
Si a un siquiatra serio… que los hay pero casi no se conocen porque no andan en los medios apoyando uno de los bandos de la politiquería… le diera por analizar lo que unos y otros decían del contendor… ese cura locos en aras de la ciencia declararía que en cualquiera de las dos Asambleas Nacionales –en Venezuela todos los poderes tienen duplicado- no hay ni enchufados ni alacranes.
¡Porque lo que en esos abunda lares son dementes peligrosos, dotados de carnet e inmunidad!
Y los hay de varias categorías: una los que aplaudían a rabiar cuando el presidente Chávez intervenía haciendas productivas… propiedades que nunca se cancelaron a sus dueños… que a poco de ser expropiadas sus campos habían perdido el ganado y las casas puertas y ventanas… pero que saltando sobre esa realidad… ahora esos aplaudidores del pasado piensan que hay posibilidades de atraer inversión extranjera… al agro.
Otros, los que alertaron desde los medios partisanos… a millones de venezolanos… para que salieran del país hasta caminando… porque “en Venezuela no se podía vivir”… y ahora desde México y tal lejos como en Oslo… pescuecean tras el ministro que supone va a “repartir” esas ZEE… para que les den “su barato”.
La última categoría es la de los orates que sabiendo los alcances de las sanciones yanquis contra los bancos, aviones y barcos que comercien con nosotros… que la indisciplina laboral por no hablar de anarquía… se ha venido convirtiendo en norma de estos tiempos… que el Poder Judicial es una charada porque aparte de carecer de independencia… no se da abasto… que falta la luz y el agua en un país donde el segundo bien debería sobrar… y en el primero se gastó un dineral que fue robado bolichicos de la alta sociedad y militares enchufados.
Donde guerrilleros colombianos y militares venezolanos cobran peajes en minas y carreteras… vengan a invertir digamos 50 millones de euros… sabiendo en qué terminó la Zona Franca de Paraguaná… por traer un ejemplo cercano.
Bien: eso no significa dejarse llevar por el pesimismo como me dice una amiga querida, pero tampoco quedar al descubierto de la campaña que montarán palangristas alineados con cualquiera de los bandos.
Zonas Económicas se repartirán pero no las que aumenten el PIB: las habrá “para aumentar el turismo”… donde escogidos… socios de agencias de viajes turcas o rusas… traerán algunos turistas “amarrados”… y ganarán algún dinerillo.
Sobre todo porque según escala la guerra entre USA y Rusia… es posible que el Bósforo quede cerrado.
Por eso habrán milagreros que le prenden velas… a Putin y Erdogan… no a José Gregorio.