Yo no fui, dice Putin, por @ArmandoMartini

Yo no fui, dice Putin, por @ArmandoMartini

Armando Martini Pietri @ArmandoMartini

La cuestión no está en si proviene de sólida formación política y controladora en la KGB, ni en si es o no espía, si estudió en la Universidad de Moscú o de formación religiosa en remoto seminario ortodoxo; tampoco, si sueña o no con restituir la otrora Unión Soviética. Solo interesa lo que dice y no dice, lo que hace y cómo le sale.

Es listo en una Rusia que se estaba desbaratando desconcertada, desorientada, tras medio siglo de poder, opresión, tiranía y miedo bajo el comunismo asesino. De aquellos que trataron de mantener la fortaleza construida por Stalin -religioso de Georgia devenido en comunista-, terminaron precipitando la caída, Brézhnev, Kruschev, Gorbachov, con largas carreras en el Partido Comunista de la Unión Soviética, dejaron -o no supieron impedir- que el imperio del control absoluto, sometimiento de países, gulags matahombres en Siberia, poder nuclear, comunismo profanador al mando, predominio militar, industria espacial, se desplomará en medio de una nube de polvo, ruinas y odios.

Varios intentaron recomponer aquél poder, el último, Borís Yeltsin, reilón, populachero y bebedor insigne, del cual hubo que salir para no perder todo lo que ya estaba en caída libre. Vladimir Putin no ofreció libertad y democracia -las dio a entender- sino orden, y ese compromiso lo llevó al poder junto con su fiel aliado Medvédev alternándose la Presidencia y el cargo de Primer Ministro.





Se ha dicho que rescató la economía transformándola de potencia estatal en privada. No fue así. En realidad desmembró el ineficaz poderío industrial del Estado en grupos empresariales por sectores de producción, para ponerlos en manos de amigos, los de confianza, ahora oligarcas -de los cuales varios han muerto por suicidios, o infartos sorpresivos- que se hicieron millonarios en tiempo más bien breve.

Encontró a las fuerzas armadas desorganizadas con equipos descuidados y sin disciplina, que habían sido terror y causa entre otras, de la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte). Se dedicó a devolverles la moral, el poderío, mejoró sus salarios y el mundo habla de la nueva preponderancia militar y su industria rescatada. Las mismas que desfilaban por la Plaza Roja en despliegue de condecoraciones, orden, uniformes y equipos, incluyendo misiles nucleares, ahora, con tanques y generales de presencia imponente, que están siendo derrotadas en Ucrania; no tienen estrategia ni moral de combate como invasores, no hay mandos respetados ni armamento de excelencia como se pensaba, suponía y decían. Los chechenos fueron derrotados tras grandes esfuerzos, sin embargo, con los afganos no tuvieron la misma suerte, después que los campesinos montañeses descubrieran cómo y dónde disparar a los tanques para que torretas y tripulaciones volaran; y además, cómo derribar con misiles estadounidenses a los poderosos helicópteros y aviones de combate.

En todos sus años de gobierno y “orden”, Putin no rescató a la economía rusa, que sigue siendo más pequeña que su país, una potencia que logra exportar petróleo y materias primas pero no productos elaborados, que pudo formar un ejército profesional, los demás son reclutas obligados por la ley que cumplen a la carrera su servicio militar y regresan a sus casas sin el espíritu de capacitación y compromiso con la patria.

Profesionales, que incluyen a la Guardia Nacional y los cacareados “spetsnaz”, que se estancan en Ucrania, perdidos o abandonando tanques y otros vehículos militares. Matones que creyeron iban a una campaña de pocos días donde débiles descendientes rusos se asustarían y rendirían sin esfuerzo, y sólo les ha quedado destruir, violar, matar lo que han podido durante la estulta guerra; inmovilizados, muriendo, y algunos huyendo, los más desconcertados por una guerra más allá de la comprensión racional elemental.

Putin niega su responsabilidad. Ordenó la invasión, mintió a su pueblo y militares, afirmado que era un ejercicio de brevedad; conservando soldados y oficiales empantanados en una confrontación inútil, sin sentido lógico, contra quienes consideraba compatriotas, hermanos de origen. Autorizó transgresiones brutales a los Derechos Humanos, pero no asume responsabilidad. Por sus acciones Rusia se arruina, es rechazada, odiada y criticada por el mundo. Putin y sus colaboradores jamás imaginaron que alguien se tragaría sus irracionales, insólitas e insensatas justificaciones para una conflagración.

Los tiranos, dictadores y comunistas sinvergüenzas, niegan realizar cosas malas, afirman que es culpa ajena, y en este caso, de Estados Unidos y Europa. Desmiente haber devastado Ucrania, asesinado, dejando en la calle desesperación tras haber dispuesto asaltos a sangre y fuego, oscureciendo los cielos con misiles. Contraría de haber aumentado el desempleo con la huida de empresas occidentales, y desconoce estar conduciendo a Rusia al hambre, ruina y miseria.

Por supuesto, sobre dejar el poder, ni de vaina, ni siquiera para que Rusia pueda, tenga un chance finalmente, crecer hacia la democracia.

@ArmandoMartini