Editorial El Nacional: Puntos y seguidos del fraude

“En el liceo Andrés Bello de Candelaria el proceso se realiza con normalidad, según reportó Nicolás González, coordinador del centro electoral. Sin embargo, denunció la presencia de un punto rojo con simpatizantes del oficialismo repartiendo propaganda”. Esto lo informó la página www.politikaucab.net en 2015.

“El PSUV gobernante registró a los votantes en unas controversiales carpas llamadas puntos rojos, que –dijeron los candidatos– estaban instaladas a menos de 200 metros de los centros, violando la ley. Henri Falcón dijo que estos toldos se han dispuesto como ‘mecanismo de presión”. Y esto fue publicado por La República el 20 de mayo de 2018.

“En el oeste de Barquisimeto fue denunciada la instalación de un punto rojo justo frente al centro electoral ubicado en la Unidad Educativa Teniente Pedro Camejo, en Pueblo Nuevo”. Lo dijo El Impulso el 10 de diciembre de 2017, por cierto, día de la elección de alcaldes y concejales.





Si se pone en Google “puntos rojos” aparecen denuncias incluso desde antes de 2013, solo hay que tener la paciencia de pasar de las primeras páginas que trae el buscador. Así que la denuncia que hizo Súmate de lo ocurrido el pasado domingo, día del ensayo -mejor llamarlo así que simulacro- del fraude electoral que están preparando no debería sorprender. Es una práctica vieja del PSUV y una demostración de que el Consejo Nacional Electoral aplica la ley a su conveniencia. Como todo lo que tiene que ver con el chavismo, nadie se atreve a ponerle el cascabel a ese gato. Una demostración más de la pérdida de independecia de los poderes públicos.

La oposición debe ser consciente de que históricamente ha sido inútil llamar la atención sobre este delito electoral. Por algo ayer más de 85% de los centros estaban marcados con un punto rojo. Esto no fue un simulacro sino un ensayo, estaban aceitando sus estrategias.

La ley electoral es solo de adorno. Aparte de pelear entre sí y acabar con la tan ansiada unidad, pareciera que la ingenuidad (u otra cosa) es la característica que más abunda entre los candidatos que se llaman contrarios al gobierno chavista.

Más de uno podrá pensar en este momento que no hay nada que hacer, que es una lucha desigual. Pero hay que quitarles la careta, que el resto del mundo sepa que la inclusión de unos representantes de la oposición en la directiva del CNE no han sido garantía de nada. Los puntos rojos con sus listas constituyen una de las prácticas más antidemocráticas que han existido en el país. Ningún Plan República les impedirá instalarlos el 21N. Tienen la cancha libre. El fraude está en proceso.