“Para operarlo nos exigían el carnet de la patria”: La odisea de una familia venezolana que huyó a España para salvar a su bebé

“Para operarlo nos exigían el carnet de la patria”: La odisea de una familia venezolana que huyó a España para salvar a su bebé

Juan Carlos Puerta y Mónica Paolini, con el pequeño Marcello en el piso de acogida de Sevilla en el que residen desde febrero. | Foto: El Independiente

 

“Un médico en Caracas me dijo que si yo no era guardia o pertenecía a un ente político no me iban a atender: ‘Saca a tu hijo del país porque se te va a morir”

Cruzar los 300 metros que separan el lado venezolano de la frontera colombiana sobre el río Táchira en la amanecida del pasado 5 de febrero fue la última traba en la carrera de obstáculos que Juan Carlos Puerta (32 años) y Mónica Paolini (30) han tenido que ir superando en los dos últimos años para darle la oportunidad de vivir a Marcello Josué. En esas tres maletas no sólo viajaba algo de ropa; también el sueño de poder operar de corazón en España a su bebé, impensable en Venezuela -dicen- si no cuentas con la simpatía del régimen chavista o si careces de dinero para costearlo en una clínica privada.





Por El Independiente

Nacido el 12 de marzo de 2019 en el Hospital Central Universitario Antonio María Pineda de Barquisimeto, al pequeño Marcello le diagnosticaron a los ocho días de vida -entre otras anomalías- un estrechamiento valvular y subvalvular pulmonar severos, una abertura en la pared del tabique interauricular y síndrome de Noonan, un trastorno por mutaciones en el gen PTPN11 (localizado en el cromosoma 12q24.1) que provoca defectos cardíacos y estatura baja.

Con un salario él de cuatro dólares como carnicero, el reto era reunir dinero para pagar las primeras consultas y que pudieran realizarle un cateterismo terapéutico para corregir cuanto antes algunos de los fallos congénitos. “Mi sueldo no alcanzaba para nada. No teníamos cómo costearlo, porque en el hospital nos pedían 7.000 dólares. Organizamos vendimias [rifas], tuvimos que vender cosas personales como televisores, recurrimos a ahorros…”, relata Juan Carlos Puerta a El Independiente.

El primer cateterismo se lo hicieron a los cuatro meses de vida en el Centro Cardiovascular Regional Ascardio de Barquisimeto, pero el bebé se descompensó, entró en paro y los hemodinamistas tuvieron que interrumpir el procedimiento para que no peligrara su vida. Ni ése ni el segundo cateterismo al que fue sometido semanas resultaron exitosos y el escaso dinero que habían logrado reunir no daba para más tratamientos.

Con el reloj avanzando en contra, Juan Carlos Puerta y Mónica Paolini comenzaron a llamar a las puertas de instituciones públicas, sin que ninguna se abriera. “En el Hospital Militar de Caracas nos dijeron que no podía ser operado porque teníamos que ser partícipes del Gobierno actual y nosotros no lo somos. ‘Para poder ser atendido aquí tienes que tener el carné de la patria’, nos comentaron. Teníamos que entrar en una lista de espera de 6.000 niños. Muchos esperan hasta dos años y mueren”, explican.

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