Los medios más sensacionalistas se están haciendo una fiesta con las declaraciones de ex asistentes de la Casa Blanca que aseguran que Melania Trump está contando no los días, sino los minutos, para divorciarse de Trump.
Por Clarín
Si es así, es posible que Trump no solo pierda su lugar en la Casa Blanca en enero, sino también a su mujer.
La primera en hablar sobre esta supuesta posibilidad es la exasistente Stephanie Wolkoff, quien dijo que la Primera Dama ha estado negociando un acuerdo post-nupcial para garantizar que el hijo de la pareja, Barron, reciba una parte igual de la fortuna de Trump, según informa el Mail on Sunday.
También dijo que el actual presidente y su esposa, que han estado casados ??durante 15 años, tenían dormitorios separados en la Casa Blanca y describieron su relación como un “matrimonio transaccional”.
La segunda en hablar fue otra ex asistente, la mediática Omarosa Manigault Newman, quien dijo al diario: “Melania está contando cada minuto hasta que él deja el cargo y ella puede divorciarse”.
Omarosa Manigault Newman es ese tipo de “asesora política” que le gusta estar en el centro de atención. Por ejemplo fue estrella de varios reality shows como US Apprentice.
Según el sitio Star Online, Newman le dijo a la presentadora de TV Lorraine Kelly: “Es un matrimonio muy extraño. Lo que he observado en los últimos 17 años te volvería loca. A veces se gustan, pero a veces ella siente repulsión por él”.
Y fue más allá: “Melania cuenta cada minuto hasta que él está fuera de la Casa Blanca y pueda divorciarse”.
Pero esta jugada podría costarle caro a la ex modelo devenida en la Casa Blanca. “Si Melania intentara humillarlo y se fuera mientras él está en el cargo, él encontraría la manera de castigarla”.
Omarosa Manigault Newman, quien es afroamericana, y había generado ruido en julio cuando reveló que había escuchado una grabación del presidente usando un insulto racial durante el rodaje de “The Apprentice” de NBC hace algunos años. “Él es realmente un racista”, dijo entonces la mujer.
Ya en 2016 se hizo pública la reacción de Melania la noche electoral, cuando se deshizo en lágrimas con una amiga: “Nunca pensó que ganaría”. Melania tardó entonces cinco meses antes de mudarse de Nueva York a Washington, alegando que el hijo de la pareja, Barron, “tenía que terminar el curso escolar”.
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