Cómo se vive la cuarentena en distintos puntos de Caracas: Coche y El Valle (II parte)

Cómo se vive la cuarentena en distintos puntos de Caracas: Coche y El Valle (II parte)

Foto: María Gabriela Lara / La Patilla

 

“Con la cuarentena, todo se puso por las nubes, todo aumentó y eso me causó estrés, malestar”, es la confesión que hace Maritza*, de 51 años, residente de Coche, al oeste de Caracas. Vive junto a sus dos hijas de 27 y 20 años de edad. Entre las tres han buscado sortear los golpes del confinamiento por COVID-19 en Venezuela, que ya suma más de 70 días.

Raylí Luján / La Patilla





A las pocas semanas de decretada la cuarentena preventiva en todo el país, los venezolanos enfrentaron el recrudecimiento de la crisis en los servicios públicos. Fallas en el suministro de agua, escasez de gasolina, apagones, falta de transporte para quienes debían continuar laborando e hiperinflación.

Foto: Steffany Carvajal – La Patilla

 

Para Maritza y su familia, los altos costos de los alimentos y la poca disponibilidad de transporte público han sido los factores que más les ha afectado en los últimos meses.

Foto: Steffany Carvajal – La Patilla

 

“Para adquirir alimentos está muy costoso, nos afecta demasiado, las entradas económicas no cubren nuestras necesidades. La falta de gasolina hacen que las camionetas no funcionen en esta área y tenemos que caminar a todas partes. Se nos hace muy difícil”, explica la técnico superior en contaduría, que asegura no tener cambios de peso durante la cuarentena porque camina a todas partes.

Foto: Steffany Carvajal – La Patilla

 

Su hija menor estudia, mientras que Maritza y su primogénita asumen los gastos del hogar. Intentan cumplir sus labores de forma online, la mayoría de las veces, en contra de las fallas en el servicio de internet que no se los permite a plenitud. Otros días les toca acudir a sus lugares de trabajo, uno de ellos en Mariches, al otro lado de la capital.

foto: Steffany Carvajal – La Patilla

 

Agradecen estar más unidas en medio de la cuarentena, aunque se sienten perjudicadas en otros aspectos. “Me da arrechera que nos sirvan los servicios públicos, pero tratamos de no estresarnos. Cómo valoro los años atrás, antes del 99. Pero bueno, estamos bien y tranquilos, en familia”, agrega Maritza, quien prefirió no revelar su verdadero nombre.

Foto: Steffany Carvajal – La Patilla

 

En El Valle, una zona conjunta, la familia de Alexandra* también lidia con la ansiedad y frustración que les ha causado el no poder salir a trabajar con regularidad, por riesgo a contagiarse con coronavirus, que de acuerdo a las cifras de las autoridades ya cuenta con 1.245 casos positivos en el país.

Foto: María Gabriela Lara / La Patilla

 

“Mis papás, de 63 y 64 años, no están tan afectados. Mi mamá, que es costurera, siempre trabaja desde la casa, lo único es que ella quisiera ir a comprar sus propios alimentos, normalmente iba al Mercado de Coche a comprar sus verduras y hortalizas, ahora ella no se puede acercar. Yo normalmente bajo y compro las cosas, cada 3 ó 4 días. Soy la encargada y al llegar a casa cumplo con el protocolo de seguridad, lavándome las manos o metiéndome a bañar”, cuenta la joven geógrafa, de 32 años de edad.

Foto: María Gabriela Lara / La Patilla

 

Las dos hermanas enfrentan juntas la incertidumbre de no saber cuándo terminará la cuarentena ni qué le seguirá luego, sin embargo hacen lo posible por controlar poco a poco los momentos de ansiedad y desesperación. Alexandra practica la meditación en ocasiones y también lee, mientras adelanta su trabajo especial de grado y ejerce jornadas laborales a distancia.

Foto: María Gabriela Lara / La Patilla

 

Asegura que no han tenido momentos caóticos y que han logrado mantener el equilibrio. “A pesar de todo lo malo que pudiera estar pasando en todos los ámbitos, a nivel del país y mundial, nosotros en particular somos muy afortunados, a pesar de no tener todo el dinero del mundo, tenemos nuestro techo, comida y salud. Ningún integrante sufre de enfermedad crónica que amerite la visita regular o la toma de medicamentos. Lo conversaba con mi mamá, que somos afortunados, que estamos bien y que tenemos comida y un lugar donde vivir”, apunta.

Foto: María Gabriela Lara / La Patilla

 

Entre los servicios públicos que fallan en su residencia destacan los bajones de electricidad y la intermitencia de la telefonía local. El suministro de agua ha mejorado. De acuerdo a lo que comenta, hace un año experimentaron meses sin distribución y ahora la reciben cada 3 días aproximadamente. El servicio es uno de los principales problemas en toda la ciudad.

Foto: María Gabriela Lara / La Patilla

 

La alimentación no ha cambiado. Tampoco las entradas de dinero han variado. La familia no acostumbra a ver televisión, hasta hace un par de años contaban con el servicio de Cantv Satelital, que en el momento en que fue quedando sin canales, lo suspendieron. Ahora solo sintonizan señal abierta y uno que otro canal. Alexandra, que es la menor de la familia, ve series a través de la computadora.

Foto: María Gabriela Lara / La Patilla

 

“Hemos aprendido a valorar el tiempo con los integrantes de la familia, es importante que todos los miembros de la familia se mantengan unidos para poder enfrentar en mejores condiciones emocionales, las situaciones de crisis. Perjudicados hasta los momentos, no. Agradecidos por tener salud, techo y comida. A pesar de todas nuestras diferencias como familia, estamos juntos”, acota Alexandra, que reconoce sentir temor al salir a la calle y lo cumple con esfuerzo, por sus padres.

Foto: María Gabriela Lara / La Patilla

 

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