Rostros en la primera línea durante la pandemia Covid-19 en Venezuela (Fotos)

Rostros en la primera línea durante la pandemia Covid-19 en Venezuela (Fotos)

La Patilla

 

Son ciudadanos exentos de la medida de cuarentena dictada en toda Venezuela desde el 16 de marzo. Sus labores diarias se consideran actos de heroísmo en medio de la pandemia Covid-19 que afecta al mundo y que en el país ya suma 10 fallecidos y 298 contagiados. Son trabajadores esenciales que hacen frente a una crisis.

Raylí Luján / La Patilla

Desde el personal médico, enfermero y obrero que asiste a pacientes en los distintos centros de salud del país, así como rescatistas, bomberos, funcionarios policiales y trabajadores de supermercados, se arriesgan a diario para prestar un servicio a toda la población durante la coyuntura.

Son venezolanos desconocidos a los que les toca lidiar con sus propios temores para ocupar un puesto de trabajo que se hace vital. Acá los rostros de solo algunos de ellos, representantes de los distintos gremios y sectores que no se paralizan durante la epidemia.

Médicos

Joselyn Revanales, médico general. 28 años de edad.

Es egresada de la Universidad Nacional Experimental Rómulo Gallegos (Unerg) y actualmente se desempeña como jefa de guardia en Salud Chacao. Ha cambiado en su rutina el uso de lentes, mascarillas y batas ante pacientes altamente sospechosos de portar el virus. Vive en los Valles del Tuy. Paga taxi hasta el Ferrocarril y luego con el salvoconducto llega hasta La Rinconada, donde se sube a una camionetica que la lleva hasta Chacao. Ahora le cuesta más llegar a su lugar de trabajo. Volver a casa también ha cambiado. La relación con su familia se ha tornado diferente. Ya no llega directo a abrazarles, primero se quita la ropa y luego se baña. Tiene dos niños. Dice que ellos entienden, porque les ha tocado vivir con una mamá médico. A su familia le da miedo que ella esté ejerciendo en este momento. A ella también le da un poco de temor, pero lucha contra eso constantemente.

Enfermeros

Gregory Luna, enfermero. 25 años de edad.

Egresado del Instituto Universitario de Tecnología Rufino Blanco Fombona. Tiene tres meses ejerciendo. Vive en Caricuao. Su papá lo lleva y lo busca en su lugar de trabajo. Es la forma más fácil de poder acudir a sus labores diarias. Siente miedo de contagiarse, pero explica que se debe trabajar aunque siempre con las prevenciones necesarias. Lavado de manos varias veces al día y lavado del uniforme todos los días, se han convertido en una tarea fija. “El miedo está pero tenemos que trabajar, si no, no se sale adelante”, dice.

 

Personal obrero

Aída Rodríguez, personal de mantenimiento. 48 años de edad.

Tiene 3 años laborando en un centro público de atención médica. Ha cambiado últimamente el ritmo de trabajo, sobretodo por el nerviosismo en el ambiente. La rutina de limpieza es otra, dice. Vive en Las Adjuntas, usa el Metro de Caracas para trasladarse. “A veces nos trata bien, a veces mal”, explica riéndose. Llega todos los días a ponerse sus guantes y el tapabocas del trabajo. Tiene otro que es el de “diario”. En su casa se quita la ropa y la pone en una cuerda, luego se ducha. Su familia se preocupa, pero entiende. Todos trabajan en rutinas similares. Le da miedo la exposición a la que todos están sometidos. “Pero uno anda con Dios”, agrega.

Bioanalistas

Noely Franquis. 11 años ejerciendo como bioanalista.

Desde el año 2009 ejerce como bioanalista. En su rutina cambió el uso de guantes y el lavarse las manos con mayor frecuencia. Cambió también, según cuenta, el miedo que siente la gente en los posibles contagios. Se encarga de procesar las muestras de los posibles casos de Covid-19 en el centro médico en el que labora. No siente miedo. Decidió hacer esta labor hace mucho tiempo y la acompaña con la frase: “Cuando uno hace lo que ama, uno se entrega”. La impresiona el compromiso de sus compañeros, que acuden a sus puestos de trabajo, a pesar del miedo. Todos tienen hijos, se preocupan, pero es lo que eligieron hacer. Ella trabaja en otros dos laboratorios y camina bastante. Trabajo en dos laboratorios y camino bastante. Incluso antes de la pandemia. Se cuida el doble y hasta el triple. Trata de no entrar con los zapatos a la casa. Lo que más le ha costado es no poder abrazar a su bebé inmediatamente al llegar.

Rescatistas

David Mujica, técnico en emergencias hospitalarias. 38 años de edad.

 Eligió su profesión en medio de la necesidad de esa primera respuesta en Caracas en un momento de emergencia. Durante la cuarentena decretada por la llegada de la epidemia al país, se ha encontrado con muchos accidentes. El uso de guantes y tapabocas se ha convertido en una medida adicional por la situación del virus. En su día a día, evita tocarse el rostro con los guantes, que luego desecha antes de quitarse el tapabocas. La preocupación de familiares y amigos por el riesgo a contagio es latente. Él hace lo necesario por evitarlo. En la red de paramédicos se han encargado de difundir campañas sobre el uso correcto de guantes y mascarillas. Ha sentido miedo de contagiarse pero cree que es un riesgo que debe enfrentarse.

Ambulancias

Mario Vargas, paramédico. 46 años de edad.

Es paramédico desde hace 18 años. Actualmente en el Servicio de Ambulancia SEM 2017. Su trabajo consiste en visitar a diario hospitales y centros médicos. Por tratarse de un servicio de ambulancia, el paciente lleva una limpieza especial al igual que su acompañante. Se le entrega tapabocas, guantes, gel antibacterial. La ambulancia también pasa por un proceso de limpieza fuerte. Cuando le han solicitado el traslado de pacientes sospechosos o confirmados, ha tenido que decir que no por la falta de equipos de bioseguridad. Tiene una hija de 13 años, que siempre le hace seguimiento sobre las medidas de prevención. Al llegar a casa cumple con un protocolo de dejar los zapatos en una caja afuera y rociarlos con alcohol en spray. Mete la ropa en una bolsa, luego se baña y al final abraza a su hija. Hay momentos en los que si siente miedo de contagiarse, sobre todo cuando pisa un hospital. Solo toca lo necesario.

Cortesía

 

Bomberos

Gerardo Méndez, ingeniero electricista y 17 años como bombero.

Ejerce como bombero desde hace 17 años. Actualmente en el cuerpo de la Universidad Simón Bolívar. Aplica todas las medidas de prevención como el uso de tapabocas, uso de cascos personalizados, limpieza al llegar a la estación. Vive en Quinta Crespo y usa su carro para trasladarse hasta el lugar de trabajo. Le da miedo contagiarse, sobre todo cuando le toca acudir a un CDI u hospitales centinelas, y sabe de pacientes positivos con Covid-19 hospitalizados. Desde hace un par de semanas ha estado muy activo controlando los incendios de vegetación. Este año han tenido mayor intensidad. Se apoya muchos veces en los Bomberos Forestales y de los Bomberos de Distrito Capital. El cuerpo de bomberos de la USB está conformado por voluntarios, estudiantes, egresados y otros. El presupuesto viene reduciendo desde hace unos años, por lo que suelen solicitar donaciones de equipos, alimentos y dinero para reparar unidades. Algunos de sus compañeros buscan entradas adicionales con trabajos poco remunerados.

Farmacéuticos

Eneida Longar. 30 años ejerciendo como farmacéutica.

Es la encargada de una farmacia desde hace 20 años. Tiene 63 años de edad. Se mantiene apartada del mostrador como principal medida de prevención contra la Covid-19. Desde las 7 de la mañana está operativa hasta las 4 de la tarde. La policía empieza a desalojar el sector a las 2 de la tarde. La farmacia se queda sola. Le da miedo el recorrido de su casa al trabajo y viceversa por la soledad en las calles. Llega rápido porque vive cerca. Desinfecta todo en su hogar luego de una jornada. No tiene miedo, prefiere contar con las prevenciones. Su familia tampoco, están conscientes del trabajo que debe hacer.

Aseo

José Luis Mendoza, conductor de camión de aseo. 52 años de edad.

Tiene 10 años trabajando como chofer de unidades de recolección de desechos en Caracas. Trabaja a “todo riesgo” en medio de la pandemia. Se protege con guantes, tapabocas y el lavado de manos cada vez que tiene oportunidad durante el recorrido. Dice que ha cambiado la rutina, ahora se quita los zapatos y la ropa al llegar a casa y se ducha inmediatamente. No le da miedo el virus, piensa que es una gripe más y que cuidarse es la única opción para resguardar a los mayores que son más vulnerables.

Mercados 

María de los Ángeles Cobas, cajera en tienda de alimentos. 35 años de edad.

Tiene 2 años trabajando en un minimercado de alimentos en el centro de Caracas. Se cuida del virus con tapabocas, guantes y un pote con cloro y desinfectante que usa para limpiar el mostrador y las manos. Cuando llega a casa se lava las manos y se quita todo para poder comer. Dice que vive cerca y por eso es que se le hace fácil llegar a su lugar de trabajo. Termina su turno más temprano de lo habitual. Su familia siente miedo de que al trabajar con el público, se contagie. Toma distancia y precaución. Si siente miedo pero dice que hay que salir adelante. “Mientras hay niños, hay que trabajar”, es su frase.

Delivery

Carlos Rodríguez. 15 años haciendo entregas de comida rápida.

Se le ha complicado cumplir su tarea por la falta de gasolina en el país. Ha sido lo más impactante durante la nueva rutina que le ha tocado cumplir en medio de la Covid-19. Cuenta con un salvoconducto del restaurante donde labora que le permite recibir, en ocasiones, apoyo por parte de funcionarios policiales. Se protege con guantes, desinfección de manos y de su moto a diario. También mantiene la distancia prudente con los clientes, que reciben con guantes de bolsas los alimentos que lleva. Siente temor por cualquier cosa que pueda pasar, aunque cumplen con todas las medidas de prevención. y siempre mantengo la distancia prudente. Le cuesta respirar porque sufre de sinusitis pero entiende que no puede retirarse el tapabocas durante todos sus recorridos.

 

 

 

 

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