Ebrio, desnudo y con una mujer en la cama: El narco que fue detenido por un capricho

Ebrio, desnudo y con una mujer en la cama: El narco que fue detenido por un capricho

El Mayel intento disparar cuando llegó el Ejército, pero su estado de ebriedad no se lo permitió (Foto: archivo)

 

 

Era Marzo del año 2000, Ismael Higuera Guerrero “El Mayel” era considerado el tercer miembro de alto nivel del cártel de los hermanos Arellano Félix, entonces uno de las más poderosos de México.

Por: Infobae

En su libro “El cártel”, el periodista Jesús Blancornelas escribió que no recordaba a otro narco “detenido ebrio desnudo y con una colombiana en la cama” y es que el mafioso fue detenido por el Ejército en pleno festejo en su mansión que estaba ubicada en la carretera Tijuana-Ensenada.

El Mayel había ordenado que le trajeran a su novia, una colombiana, por quien pagó el viaje de ella y una de sus amigas. Cuando las mujeres llegaron al aeropuerto de la Ciudad de México, no traían los papeles necesarios para ingresar al país, pero mostraron a las autoridades que tenían el dinero necesario para vacacionar en tierras aztecas.

Ante las sospechas que despertaron, las autoridades las dejaron ingresar al país, se les siguió de manera discreta, lo que llevó hasta quien entonces era jefe de plaza de los Arellano Félix en la ciudad Mexicali, justo en la frontera con Estados Unidos.

Higuera Guerrero y su gente fueron detenidos el 3 de marzo de 2000 en un inusual operativo en el que todos adentro de la lujosa mansión estaban desnudos, ebrios y celebrando. Aunque el narco tuvo tiempo de alcanzar su pistola, su estado de ebriedad no le permitió jalar del gatillo.

Al momento de su captura tenía varios días sin salir de su mansión, ya que se la había pasado comiendo, bebiendo y en la compañía de las dos mujeres.

“No existe ni tengo la cifra exacta de cuántos asesinatos ordenó y las veces que apretó el gatillo; tenía completa protección y complicidad policíacas, por eso los ajusticiamientos nunca fueron investigados. En general, las ejecuciones llegaron a más de 400 en 1999 y 2000, nada más en Tijuana. Conservadoramente se acreditarían unas 100 o 200 por año al Mayel”, escribió Blancornelas.

Dentro del cártel se encargaba de lavar dinero producto del tráfico de drogas, según consta en diversas declaraciones.

Tras ser detenido fue extraditado a Estados Unidos donde en 2007 recibió en una Corte de San Diego una sentencia de 40 años de prisión, luego de haberse declarado culpable de narcotráfico, asesinatos, corrupción y asociación delictuosa.

“En nombre de Cristo, pido perdón por mis pecados”, fueron las únicas palabras que el ex lugarteniente de los Arellano Félix dijo ante la Corte antes de escuchar su sentencia, según publicaciones de la prensa de la época.

Su defensa argumentó en la audiencia que el narcotraficante era un hombre diferente y que sus valores eran en ese momento eran de carácter religioso.

A pesar de las palabras de arrepentimiento, el magistrado Larry Burns aseguró que el narco podría haberse reconciliado con Dios, pero seguía siendo un peligro para la sociedad, por lo cual, debía cumplir su condena.

“Lo que hizo fue terrible”, dijo, y lo consideró un acusado afortunado por haberse declarado culpable.

Al Mayel también se le señala de haber participado en el asesinato del cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo, el 24 de mayo de 1993, en el aeropuerto de Guadalajara, en Jalisco.

La causa penal 76/2000-III, en el Juzgado Décimo en Materia Penal del Distrito Federal, señala que días antes del asesinato de Posadas Ocampo, Ramón Arellano Félix había viajado de Tijuana a la ciudad de Guadalajara con varios grupos como los son el de “El C.H.”, el grupo de “La Rana”, un grupo de “El Mayel” con un total de veinte personas, entre éstas iban cinco que componían la guardia personal de Ramón Arellano, “El Spoky”, “El Smokey”, “El Charly”.

El objetivo de Ramón Arellano y las personas que lo acompañaban era ubicar físicamente a Joaquín “El Chapo” Guzmán y asesinarlo, para lo cual en días anteriores lo buscaron por diferentes lugares de esa ciudad y al no encontrarlo decidió Ramón Arellano y todos sus acompañantes regresar a la ciudad de Tijuana.

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