Pareja francesa que vive desconectada en un bosque quiere dejar un legado

Pareja francesa que vive desconectada en un bosque quiere dejar un legado

Foto de una casa “compostable” construida por Jonathan Attias y Caroline Perez cerca de Chasteaux, en Francia. Ene 24, 2020. REUTERS/Regis Duvignau

 

En una zona boscosa del centro de Francia, una joven pareja vive desconectada en una cabaña de madera y paja. Su objetivo no es ocultarse de la ley sino cambiarla.

Jonathan Attias, de 33 años, y Caroline Perez, de 34, son la fuerza detrás del movimiento “Desobeissance fertile”





(Desobediencia Fértil), que vincula a entusiastas de un regreso a la naturaleza con propietarios que están interesados en dejarlos construir viviendas en sus tierras.

Attias y Pérez construyeron una cabaña en un terreno de tres hectáreas compartido con un amigo. También viven allí otras dos personas.

Foto de una casa “compostable” construida por Jonathan Attias y Caroline Perez cerca de Chasteaux, en Francia.
Ene 23, 2020. REUTERS/Regis Duvignau
REUTERS/Regis Duvignau

 

“Queremos mostrar que es posible que la gente viva con y en la naturaleza”, dijo Attias, quien brinda asesoramiento legal y práctico a personas que quieren vivir desconectadas en cabañas, yurtas, pequeñas viviendas o casas temporales.

Hace un año, la pareja construyó su casa “compostable” con madera, piedra, fardos de paja y materiales reciclados como lonas y puertas antiguas. Cuando se vayan, la casa será biodegradable.

Pero en Francia, como en la mayor parte de Europa, la gente no tiene permiso para construir viviendas en bosques y tierras agrícolas sino sólo en áreas designadas para casas y donde deben respetar códigos de vivienda.

Attias quiere cambiarlo. “Presentaremos nuestro caso a los medios y queremos un debate público, queremos que cambie la ley”, dijo a Reuters.

Foto de una casa “compostable” construida por Jonathan Attias y Caroline Perez cerca de Chasteaux, en Francia.
Ene 23, 2020. REUTERS/Regis Duvignau

 

Pero el alcalde está en desacuerdo. “Todos quieren cambiar la ley cuando les conviene. Lo que ellos están haciendo está prohibido”, dijo Jean-Paul Fronty, alcalde del pueblo de Chasteaux, que tiene 744 habitantes.

Attias y Pérez viven en el bosque por elección. Hace dos años eran profesionales urbanos en París. Attias todavía da clases en una universidad de la capital francesa dos veces por mes y trabaja como periodista freelance. Pérez asiste en el nacimiento de bebés.

La pareja tiene un auto, seguro médico y su hija de 4 años asiste al colegio en el pueblo, una caminata de 3 kilómetros desde su cabaña, que está calefaccionada con una estufa a leña y provista de energía solar.

Ambos son vegetarianos y cuidan un gran jardín de vegetales, pero también reciben productos gratis que no pudo vender una tienda natural del pueblo. El agua proviene de un manantial y la vuelven potable con un filtro de carbono. “Somos los guardianes del bosque. No degradamos nuestro ambiente, lo mejoramos”, dijo Attias.

Reuters.

 

Foto de Jonathan Attias pedaleando para producir energía en su casa “compostable” cerca de Chasteaux, en Francia.
Ene 23, 2020. REUTERS/Regis Duvignau