Armando.info: Los cárteles mexicanos controlan la caravana de “escorts” venezolanas camino a la muerte

Armando.info: Los cárteles mexicanos controlan la caravana de “escorts” venezolanas camino a la muerte

Seis de cada diez trabajadoras sexuales venezolanas asesinadas en el exterior desde 2012 estaban en México. En ese país se trata con frecuencia de chicas atractivas que trabajan como damas de compañía de alto nivel o mesoneras de sitios nocturnos, negocios manejados directamente por el crimen organizado. Son muchas las pistas que conducen al Cártel de Jalisco Nueva Generación en la cúspide de este comercio de personas, con complicidad de otros como Los Cuinis y Tepito. A menudo la mercancía humana pasa a ser propiedad de capos y sicarios, con quienes conoce el infierno de los femicidios. Así lo reseña armando.info

ANA ARANA/ Ciudad de México

El tráfico de mujeres venezolanas a México ha estado en auge desde 2010, a medida que la economía en Venezuela decayó y los cárteles mexicanos de la droga se afianzaron más en las redes de narcotráfico de ese país.

En los primeros años, las mujeres venezolanas fueron traficadas a ciudades mexicanas como Guadalajara, Ciudad Juárez, en la frontera entre los Estados Unidos y México, y Monterrey, entre otras.

Guadalajara, en el Estado de Jalisco, una ciudad en el oeste de México, conocida por mariachis y tequila, se convirtió en un centro especial para voluptuosas escorts venezolanas. De acuerdo con un abogado local, los bares y clubes nocturnos de lujo comenzaron a especializarse en niñas y mujeres venezolanas a principios de la década de 2010. Fue entonces cuando el bar Bandidas, un establecimiento temático en la Avenida López Mateo, al otro lado de la calle de la zona comercial de la Plaza del Sol en Zapopán, tuvo un gran éxito.

Bandidas organizaba noches de vaqueros, noches de fiesta hawaiana y otros eventos especiales. Las chicas venezolanas se vestían y bailaban en la parte superior del bar, al estilo de Coyote Ugly. Todos los viernes, el bar estaba lleno de hombres que bebían tequila y cerveza, mientras las imponentes jóvenes venezolanas desfilaban en diminutos trajes. Una parte oculta del negocio fue la participación de las mujeres en la prostitución. Al principio, fue una decisión electiva y solo aquellas que querían tener relaciones sexuales con clientes lo hacían, de acuerdo a lo que dijo una mujer que trabajaba en el bar. Las mujeres estaban protegidas por corpulentos porteros que se aglomeraban alrededor de la barra.

Los reporteros locales dijeron que el bar era, en parte, propiedad de ex funcionarios del gobierno, incluyendo un ex fiscal del estado de Guadalajara, y Luis Rodríguez Olivera, un narcotraficante y propietario de una conocida marca de tequila, quien fue arrestado en Estados Unidos en 2011.

Pero en 2012 las reglas en el bar Bandidas cambiaron.

Daisy Arenas, una joven menuda de 23 años que vino a México para trabajar como modelo, quedó atrapada en excentricidades. Le contó a su madre Ingrid, quien vivía en Valencia, Venezuela, que un hombre poderoso que no le gustaba no dejaba de enviarle flores. Los mensajes que enviaba eran crípticos, por lo que para la madre era difícil saber lo que estaba sucediendo.

El 15 de diciembre de 2012, Daisy fue secuestrada por 15 hombres que pretendían ser policías federales mexicanos. La sacaron de su auto, un Renault Clio rojo, pateando, mientras les rogaba a sus amigas que la ayudaran. Las otras escorts en el auto estaban paralizadas de miedo.

Seis días después, su cuerpo fue encontrado en un camino de tierra en las afueras de Guadalajara. Le habían disparado varias veces en la cabeza. Su muerte conmocionó a México; todavía era poco común que una extranjera de clase media que además era hermosa fuera asesinada en una ciudad principal.

Daisy había intentado lanzar su carrera como modelo en Guadalajara. En dos años, había trabajado en pequeños destajos en convenciones de negocios y concursos de belleza. Al parecer, lo estaba logrando. En 2015, el cantante de música popular, estilo Banda, lanzó un video en el que ella aparece como modelo. Sin embargo, el cóctel que incluye belleza, participación extranjera, jóvenes y la intervención de grupos de narcotraficantes ya se estaba volviendo letal para las mujeres venezolanas.

Daisy había sido reclutada para ir a México por una ex escort venezolana que conoció en su natal Valencia. Victoria Comas fue una participante conocida en el circuito de fiestas de Valencia, y tras su invitación, otras seis mujeres jóvenes también viajaron con Daisy a Guadalajara. Todas volvieron a casa, excepto Daisy. La razón para ir a México era la misma para todas: la situación económica en casa era grave ya para entonces. En el caso de Daisy, la madre no podía trabajar y tenía una hermana discapacitada.

A finales del 2011, el Cartel Jalisco Nueva Generación comenzó a mudarse a Guadalajara. Bandidas, donde Daisy actuaba todas las noches, se convirtió en propiedad de ese cártel. Daniel Quintero Riestra, un caudillo de la droga local que supervisó el mundo clandestino y el sector empresarial de la ciudad, vino a controlar el bar Bandidas y se interesó en Daisy. Él era el hombre que Daisy le describió a su madre; no estaba contenta con la atención de Quintero y pagó por eso.

Quintero creía que Daisy le pertenecía porque trabajaba en un establecimiento en una zona que él controlaba.

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