Operación Libertad fase 1, por Carlos Ochoa

Operación Libertad fase 1, por Carlos Ochoa

 

El Presidente encargado Juan Guaidó, anunció la continuación de la hoja de ruta para cumplir con los tres objetivos trazados que todo el mundo conoce y que han sido desde todo punto de vista exitosos, debido al respaldo con acciones que se perciben en el camino para cumplirlos. Esta manera de hacer política en Venezuela, es distinta en forma y fondo a las del socialismo del siglo XXI, porque se aleja del modelo de líder carismático demagogo tipo Chávez, que con verbo encendido vendió baratijas de prosperidad y redención social que nunca se cumplieron.





A diferencia de la discursiva épica militarista del chavismo, que por su esencia mítica siempre parte del pasado, juntando personajes históricos y de leyenda descontextualizados de su tiempo y sus circunstancias, para ser manipulados en un presentismo histórico, Guaidó establece la conexión con las audiencias en un tono conversacional, sin gritos ni arengas cuartelarías, en donde el futuro parte del presente, de las acciones que como colectivo asumamos para hacerlo posible.

Esta épica colectiva, implica la movilización y organización de los ciudadanos en una emocionalidad más racional, una épica que asuma la tarea de la modernización del Estado como tarea para restablecer el equilibrio que requiere una democracia contemporánea para construir un futuro solido, prospero, garante de libertades y equidades.

La nueva fase de la estrategia es la “Operación Libertad”, que consiste en darle piso político a la esperanza, vale decir, politizar la crisis humanitaria en todo el país, lo que se logra organizando las comunidades, los gremios, los sindicatos, organizar la protesta y la presión por parroquia, municipio, estado de la república, fortalecer una genuina rebelión ciudadana, que exija el cumplimiento de los derechos concretos y los derechos universales, establecidos en la constitución vigente y en los numerosos tratados internacionales suscritos por el Estado Venezolano que preservan libertades.

Esta es la salida histórica a la trampa del populismo, a la emocionalidad mítica de una ideología fracasada de un gobierno usurpador, que incrementa la represión como única respuesta a la presión internacional y la creciente protesta ciudadana.