La Constitución y el futuro, por Luis Velázquez Avaray

La Constitución y el futuro, por Luis Velázquez Avaray

thumbnailcolaboradores-190x1301Mientras en el mundo se discute el futuro, a la luz del poderoso movimiento digital que está borrando las formas de organización tradicional en todos los campos del jeroglífico social, en nuestro país es al revés. Los pasos que damos son de mastodonte, con un grupo violento, enquistado en las distintas instancias del Estado, tomando medidas que solo podrían ubicarse en la prehistoria de la humanidad. Gobernantes amarrados a la violencia, al engaño y al castigo, como forma de gobierno.

Mientras la falsa constituyente avanza en la destrucción del estado de derecho, los países democráticos discuten como ubicarse en la denominada revolución digital, un proceso para el cual se requerirá la transformación normativa, donde deben cambiarse las leyes tradicionales para superar lo que se denomina “la constitución analógica”.

Lo primero que se requiere es la creación de una gran infraestructura digital, con la cual no debemos ni soñar mientras gobierne esta asnalidad, (“o santa ignorancia”). ¿Qué puede esperarse si hasta el fluido eléctrico destruyeron y se llevaron los cables en las chequeras –Chacón?
Hace algún tiempo, el Doctor Fernando Zamora escribió una serie de reflexiones denominadas “la democracia constitucional que viene”. Estas sirven como guía en el nuevo pensamiento legal, para él futuro. Allí plantea la necesidad de una administración pública electrónica, donde el administrado pueda interactuar y controlar la actuación pública. Para ello se requiere una sistematización jurídica y constitucional, sobre cuyas bases los países serios ya investigan.





El problema con la jauría que nos gobierna es que la implementación de todos estos cambios requieren un mínimo de decencia y ética política, algo difícil en este grupo de roba-gallinas, cuya demostración más clara de su actuación delictiva, fue realizar un proceso electoral, denunciado como falso por la misma compañía que debía responder por el conteo digital.

Jamás se adelantara en este oscuro gobierno ningún proceso transparente, pues sería descubrir como la administración pública está sustentada sobre bases arcaicas que permiten el desfalco. Imagínense idealmente a PDVSA informando sus proyectos, sin poder esconder lo que Cuba y sus secuaces se llevan diariamente. La digitalización impulsaría el nuevo proceso descentralizador y ayudaría al intercambio eficaz de recursos de acuerdo a las necesidades de cada grupo social.

Una nueva constitución tendrá que discutirse con personeros capaces y electos de verdad por los ciudadanos. Allí se incluirán debates sobre cómo adaptar el país a la cuarta revolución industrial, las nuevas formas de energía para el desarrollo económico y social, cumpliendo con los principios del desarrollo sostenible, como incorporarnos a la investigación en inteligencia artificial y biotecnología, la participación en los mercados financieros mundiales.
Para ello necesitamos reunir las mentes más brillantes de todos los ámbitos sociales. Eso será el futuro. Por ahora se imponen los fusiles y el rastrillo. Pero vendrá la gran transformación con nuevos cimientos éticos y poderosos movimientos sociales.