Perú muestra su rostro menos conocido al turismo

Perú muestra su rostro menos conocido al turismo

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Los turistas que viajan al Perú por lo general visitan la impresionante ciudadela inca de Machu Picchu y pasean por Cusco, la gran capital de la época colonial. También se deleitan con su variada gastronomía en restaurantes lujosos de Lima o prefieren surfear en el fuerte oleaje de la costa del Pacífico. Nuevo Herald

Pero algunos visitantes han incorporado un lugar inesperado a sus recorridos turísticos: las barriadas pobres de Lima donde viven la mayoría de peruanos. Se trata, sin duda, de un rústico paisaje con pequeñas casas de láminas de madera y techos planos de zinc, que se aferran a las laderas de montañas arenosas, y se extienden hasta donde alcanza la vista, en medio de un paisaje lunar, desprovisto de árboles.





De hecho, para algunos viajeros, los barrios pobres son, precisamente, la razón de su visita: experimentar la otra cara o, si se quiere, el rostro real del país andino.

“No sabíamos que había este tipo de zonas”, dicen Ashok Arasu y Cherry Wu, una pareja de médicos australianos mientras trepan por un camino de piedras y lodo en una de las decenas de colinas grises, húmedas y llenas de niebla, características de la capital de Perú, donde vive hacinada la tercera parte de la población del país.

Junto a Edwin Rojas, fundador de la única agencia turística de Lima que ofrece visitas por zonas pobres, la pareja de turistas reparte cuadernos, lapiceros y medias para abrigar los pies de los niños pobres durante el actual invierno austral.

A veces, los turistas llevan medicinas para combatir enfermedades respiratorias infecciosas que también atacan con frecuencia a los niños en áreas donde el estado no tiene adecuada cobertura médica, en estos barrios que surgieron por la población desplazada a raíz de la cruenta guerra librada en las zonas rurales contra los grupos insurgentes Sendero Luminoso y el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru.

“Quiero ser justo y honesto con los visitantes que buscan conocer el país, Perú es un país lleno de pueblos jóvenes”, dijo Rojas cuya agencia, Haku Tours, ha construido cinco guarderías y tres comedores públicos en las zonas adonde llevan turistas desde hace siete años. Su empresa también realiza tours gastronómicos o de la historia de Lima.

Rojas, de 40 años, es crítico del turismo convencional que sólo muestra lugares icónicos, y en su tour por los barrios pobres influyó el hecho de haber vivido su niñez y adolescencia en una barriada del sur de Lima, antes de ir a trabajar como guía turístico a diversos lugares del mundo.

La agencia atiende a unos 400 turistas en promedio al año, que en su mayoría se caracterizan por ser profesionales sin prejuicios sociales y con sentido de ayuda social. Sus grupos suelen ser muy pequeños, de dos a seis turistas máximo por grupo.

Los recorridos son variados. Visitan los mercados donde la mayoría de peruanos humildes compran sus alimentos. A veces almuerzan en alguna vivienda, donde los lugareños prueban el sabor de la comida peruana cotidiana, que es muy diferente a los exquisitos platillos gourmet de los restaurantes de lujo y, en otras ocasiones, juegan al fútbol en una loza deportiva cercana.

“Más que un tour, es una experiencia antropológica de extranjeros conociendo personas locales, con respeto mutuo”, dijo Rojas, quien afirma es consciente de que el turismo en barriadas ha sido criticado en Río de Janeiro, Mumbai, Nairobi y Johannesburgo por, supuestamente, aprovecharse de los pobres.

“Lo que hacemos aquí tiene más sentido porque visitando estas comunidades ayudamos a las personas y conocemos lo mejor de ellos”, concluyó.