Emilio Nouel: El infierno institucional de la revolución chavista

Emilio Nouel: El infierno institucional de la revolución chavista

thumbnailemilionouelNov2014Desde hace ya unos cuantos años venimos machacando el tema del deterioro progresivo y acelerado de la institucionalidad del país, hasta el punto alarmante en que hoy estamos.

Los aprendices de brujo que nos gobiernan han querido levantar una nueva estructura política inspirados en lo que algunos llaman una utopía regresiva o anacrónica, que no es otra cosa que un batiburrillo de ideas y creencias a cual más descabellada.

El resultado ha sido el desquiciamiento de las anteriores estructuras político-administrativas, que, con defectos, funcionaban, pero sin alcanzar a sustituirlas por las que sus cabezas afiebradas e ignorantes han concebido, ya que éstas no han podido ser puestas en práctica por ser inviables y rechazadas por gran parte de la colectividad.





Esta labor absurda de demolición institucional se ha expresado en todos los aspectos de la vida del Estado. Desde la concepción de una ley, pasando por el diseño de políticas hasta el nombramiento de un funcionario cualquiera.

Para importantes funciones estatales se designa a gente sin suficientes credenciales, conocimientos y experiencia. Hemos visto en los 15 últimos años personas al frente de Ministerios o empresas del Estado, cuya preparación académica o ejecutoria laboral no son mínimamente acordes con las responsabilidades que les han sido encomendadas.

Los efectos nefastos de estas designaciones están a la vista. La economía es una calamidad. La educación, en calidad y cantidad, es un desastre mayúsculo. El descrédito internacional del país no puede ser mayor. La seguridad pública, una catástrofe. La administración de justicia, de vómito.  Las cárceles, un infierno, y paremos de contar.

Hasta ahora, los efectos de toda esta devastación inmisericorde del aparato estatal ha podido ser amortiguada a punta de miles de millones de dólares malversados y esquilmados por una clase política enquistada en el poder, la mar de incompetente y corrupta.

En este entorno de caos administrativo estatal ¿cómo extrañarse de que nulidades engreídas y osadas lleguen a ostentar cargos públicos para los que no disponen de respaldo alguno o experiencia y formación profesionales, incluso en  política?

¿Cómo no ver en el desfile improvisado de ministros cada 3 o 4 meses, o menos tiempo, improvisación, irracionalidad, desorden, confusión y desorientación?

Si a esta situación de fondo, le sumamos los enormes y enconados conflictos al interior del saco de alacranes que luchan por el poder y el dinero público dentro del chavismo, el producto final no puede ser otro que el desmadre institucional presente, cuya gravedad se irá mostrando en toda su magnitud a medida que los ingresos petroleros vayan mermando.

Mientras siga este disparate de gobierno, seguiremos viendo ministros ignorantes, ministros inexpertos, ministros nulos y ministros ladrones. Mientras siga este gobierno, nos hundiremos más y más en el hueco en que nos metió y del cual no tiene voluntad de salir.

Éste es el infierno político-institucional chavista, del que saldremos más temprano que tarde.