ALTO
¿ROJOS Y APOYADOS?:
Circula información que anuncia la salida del ministro de planificación Jorge Giordani en cualquier momento. Se va. No lo van aseguran sus allegados. Uno me escribe:
“Está cansado de que “lo dejen de lado” y muy molesto por Maduro decir que “la corrupción heredada hay que acabarla”. Siente que dañan la memoria de Chávez y eso “no lo acepta”. Recuerda que es exageradamente sentimental y veía a Chávez como un padre”.
Giordani no se siente culpable de la debacle económica provocada por el y sus apadrinados en estos 15 años de horror económico.
Él dinosaurio comunista le metió en la cabeza a Chávez que sus recomendaciones eran las correctas. Probadas y fracasadas en los siglos XX y XXI. Tiene que estar hablando mucho contra los que ahora tratarán de darle otro impulso al modelo económico. El domingo en la Razón el colega Manuel Isidro Molina detallaba las mafias y corruptelas que en privado me cuentan ha mencionado “el monje”.
Un segmento de su columna es brutal al referirse a “la lucha contra la corrupción”: “¿Por qué no le creen, Presidente? Son varios los factores que alimentan esa esparcida incredulidad, pero el más protuberante es una incontestable realidad: Los pudrimillonarios “chavistas” apestan en la geografía burocrática venezolana y en los centros de inversiones y negocios inmobiliarios en el exterior, como Estados Unidos, Costa Rica, Panamá, Colombia, Dominicana y otros destinos preferidos por quienes se han enriquecido en tiempos de “robolución”. En la banca, el mercado “paralelo” de divisas y la legitimación de capitales en Venezuela y el exterior, son conocidos y reconocidos los “boliburgueses” o pudrimillonarios “chavistas”, porque manejan fortunas gigantescas, pasmosas”.
Al final se refiere a las mafias de altos funcionarios corrompidos, familiares pillos y otros testaferros conocidos y reconocidos por sus grotescas muestras de enriquecimiento ilícito. Lo que revela es que la procesión interna aflora cada vez más.