Disidentes cubanos regresan a la isla con más fuerza para luchar

Disidentes cubanos regresan a la isla con más fuerza para luchar

FOTO REUTERS/Henry Romero

Cuando Berta Soler, líder de las disidentes Damas de Blanco de Cuba, regresó a la isla el mes pasado después de su primer viaje al extranjero, se sentía lista para reanudar la ardua pelea contra el gobierno comunista.

JUAN O. TAMAYO / JTAMAYO@ELNUEVOHERALD.COM

Soler recibió una bienvenida de héroe en Estados Unidos y Europa. Grandes audiencias habían aplaudido sus denuncias sobre el sistema instaurado por Castro. Y su grupo había conseguido nuevos seguidores, contactos, y más de $65,000 en premios y donaciones.





Guillermo Fariñas, también en su primer viaje al extranjero como disidente, dijo que ha ganado “oxígeno espiritual, material e ideológico”, así como una nueva y mejor comprensión de los exiliados cubanos, e incluso un buen libro sobre las transiciones a la democracia.

Después de que Cuba suavizó en enero sus regulaciones sobre los viajes al extranjero, cada vez han sido más los disidentes que no solo viajan al extranjero, sino que regresan a la isla bien descansados, con más energía y ambiciones, más partidarios y contactos en el extranjero, y más recursos.

Antes de los cambios, la mayoría de los disidentes no podía salir de la isla, excepto con pasajes de ida sin regreso. El gobierno imponía un sello de “Salida Definitiva” en sus documentos, y no permitía que regresaran a excepción de visitas humanitarias extremadamente raras.

Regis Iglesias, uno de los 116 presos políticos liberados y prácticamente obligados a exiliarse en España en el 2010 y el 2011, dijo que solicitó regresar hace un año para volver a su trabajo con el opositor Movimiento Cristiano Liberación. La Habana no ha respondido a su petición.

El caso de Iglesias puede compararse con el de Soler, que regresó a La Habana el 27 de mayo, después de un viaje internacional de 78 días, e inmediatamente anunció ambiciosos planes para expandir las actividades y la membresía de las Damas de Blanco, que ahora asciende a unas 230.

“Me siento más fuerte. Soy más fuerte”, dijo Soler, porque durante el viaje pudo “hablar con otras personas, pude denunciar al gobierno. Salimos en busca de apoyo moral, espiritual y material, y lo obtuvimos… Esto me da una fuerza tremenda”.

Exiliados cubanos se comprometieron a organizar becas para hijos de disidentes, a quienes a menudo se les niegan las escuelas de su elección, añadió la especialista en técnica de laboratorio, de 50 años. Y varias organizaciones no gubernamentales de todo el mundo ofrecieron su apoyo de diversas maneras.

Soler dijo que durante su viaje las Damas de Blanco también tuvieron acceso a su porción de unos $22,000 del premio Sájarov ganado en el 2005, el Premio Vaclav Havel de $20,000, ganado este año, y $24,000 recaudado por los cubanos en Miami, Nueva Jersey y Puerto Rico. Cuba no permitió que las mujeres salieran de la isla en el 2005 para recoger el premio Sájarov.