Vladimiro Mujica: El Pozo y el Péndulo

Vladimiro Mujica: El Pozo y el Péndulo

ESTE CONFLICTO PUEDE LLEVAR AL PAÍS A LA INGOBERNABILIDAD TOTAL

En el cuento de Edgar Allan Poe, una víctima sufre los horrores de la tortura de la Inquisición española





En un ejercicio de crueldad, una afilada cuchilla baja lentamente hacia un prisionero al borde de un pozo

Pienso en el predicamento en que se encuentra el gobierno de Nicolás Maduro y la oligarquía de los enchufaos, que administran a duras penas la herencia dejada por Hugo Chávez, y se me viene a la mente la imagen del personaje de la narración de Poe.

EL POZO La represión, la aniquilación de todo vestigio de moral revolucionaria y lanzarse con una microscópica mayoría, si es que tal cosa se sostiene después de una auditoría, a aplastar a la otra mitad del país.

La mitad roja contra la mitad tricolor en un conflicto que puede llevar al país a la ingobernabilidad total y a la pérdida de cualquier resto de legitimidad frente a la comunidad internacional. La destrucción del legado de liderazgo que les dejó Chávez y que ha sido dilapidado a manos llenas por el ungido.

LA CUCHILLA Se intenta ejercer el gobierno en medio de una crisis descomunal y sin los recursos, ni el talento, ni el liderazgo del fallecido comandante eterno. Sometido a la presión de sus propias huestes que no reconocen ni al ungido ni al resto de la oligarquía como dignos herederos de Chávez.

Pareciera un tanto extraño que se intente caracterizar las dificultades a las que se enfrenta el gobierno monocolor y cada vez más represivo de Venezuela, cuando en verdad las víctimas de su acción somos los venezolanos. Sin embargo, es muy importante entender que la explicación a las bravuconadas y amenazas de Maduro es la percepción muy real que en él y la camarilla que lo acompaña existe, de que el control del país se les puede ir por el desaguadero si siguen equivocándose e improvisando. Están jugando con fuego, pero lo siguen haciendo porque su carácter anti-democrático les impide ver que el pueblo habló con una voz muy clara para decirle a la oligarquía chavista: Es necesario cambiar. Es necesario que el país se reconcilie. La primera señal inequívoca de este mensaje fue la sustancial transferencia de votos del chavismo a la alternativa democrática que encabeza Capriles.

En un universo electoral idéntico al que existía en octubre pasado y con la misma abstención, Maduro descendió porcentualmente en una proporción idéntica a la que aumentó Capriles, es decir una pérdida neta de 10 puntos.

Del otro lado de este juego peligroso, que nunca como antes compromete lo que va quedando de paz ciudadana, está la alternativa democrática encarnada en esta circunstancia en dos iniciativas que no tienen las mismas dimensiones pero que son igualmente trascendentes. Por un lado está el inmenso liderazgo de Capriles que ha hecho posible la titánica tarea de cohesionar a todo el universo opositor y que ha evidenciado como nunca que el chavismo ultramontano es una mayoría en caída libre mientras que la alternativa democrática está en franco ascenso.

La movilización espontánea del ciudadano convencido y la importancia de las redes sociales en la transmisión de información en un espacio cada vez más constreñido por la censura oficialista, son dos fenómenos extraordinariamente importantes para lo que va a ocurrir en Venezuela. Por otro lado, está un grupo muy significativo que reúne a varios movimientos políticos y a sectores empresariales, profesionales y de la Iglesia que está lanzando con mucha fuerza el mensaje de la reconciliación.

Ambas iniciativas son importantes, cada una en su espacio. Capriles le presenta un reto a la oligarquía chavista que puede avanzar hacia escenarios cada vez más explícitos de desobediencia civil. Está claro, como ha insistido hasta la saciedad el mismo Capriles, que las armas de este sector son no violentas. Entre otras cosas porque cualquier enfrentamiento violento lo ganaría el sector que tiene las armas y el control de las bandas de asalto del oficialismo. Ello indica que Capriles debe sopesar con mucho tino, y hasta ahora lo ha hecho magistralmente, hasta dónde se debe estirar la cuerda del desconocimiento al acto electoral. Frente a un escenario de cada vez mayor enfrentamiento, la mediación de los agentes de la reconciliación cobrará cada vez mayor fuerza.

No serán las fuerzas del General Lasalle liberando a Toledo, quienes los van a salvar, pero si la oligarquía chavista entiende que hay vida política más allá de la teta del poder, le pueden ahorrar una tragedia a Venezuela.