La política invade a las empresas estatales del país

La política invade a las empresas estatales del país

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Un mar de personas con camisetas rojas y amarillas desfilaron por la principal avenida de la capital, paralizando el tráfico mientras cámaras de televisión registraban cada momento. La multitud había salido a la calle para expresar su apoyo al finado presidente Hugo Chávez y a su sucesor Nicolás Maduro, pero no se trataba de estudiantes ni de activistas comunitarios.

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La marcha había sido impulsada por la compañía estatal de telecomunicaciones CANTV y los cientos de manifestantes eran empleados de la empresa que se dirigían al palacio presidencial a “entregar” los dividendos del 2012 de la firma a Maduro, el líder interino y candidato del oficialismo a reemplazar a Chávez.





“Queremos que este proyecto político continúe”, dijo la supervisora de atención al consumidor Maya León. “Aquí somos todos chavistas”.

Ex empleados del estado y expertos dijeron que la marcha del lunes fue un ejemplo de algo que se viene gestando desde hace una década. Chávez transformó la enorme burocracia estatal de Venezuela en un verdadero brazo político del gobierno, en el que la lealtad partidaria pesa más que la competencia técnica a la hora de contratar gente y en el que los ministerios aportan empleados civiles a los actos electorales.

Empresas estatales como la productora de petróleo PDVSA y la que administra el tren subterráneo de Caracas eran conocidas en una época por su profesionalismo. En años recientes, muchas de esas compañías han sufrido un deterioro en sus servicios y una reducción en sus ingresos porque cuadros políticos, no personal especializado, pasaron a ocupar cargos clave en campos que van desde la exploración petrolífera hasta al tránsito masivo.

Agrupaciones sin fines de lucro dicen que la misma politización ha afectado severamente los esfuerzos por resolver los problemas de prisiones donde impera la violencia y por reducir una de las tasas de homicidios más altas del mundo, pues el gobierno se niega a trabajar con gobernadores o alcaldes de la oposición en torno a planes de seguridad pública.

Vicente González de la Vega, profesor de derecho de la Universidad Central de Venezuela, dice que recuerda cuando la red de trenes subterráneos de la capital, de casi 60 kilómetros (37 millas), era considerada la más moderna de América Latina y era estudiada por ingenieros de todo el mundo. Hasta que comenzaron los apagones y las demoras, a medida que Chávez comenzaba a desconfiar de la empresa estatal autónoma que administraba el sistema de transporte. Se suspendió la construcción de nuevas estaciones y la instalación de rieles, a pesar de que aumentaba la cantidad de usuarios.

Las tensiones estallaron en el 2010, cuando pasajeros furiosos con el sistema tomaron el control de un tren, en un incidente que generó la detención de 33 personas.

“Antes decíamos que había dos ciudades, una arriba y otra abajo que era más decente y más eficiente”, declaró De La Vega. “Pero se volvió una sola ciudad hiperpolitizada. Y estamos viendo los efectos”.

Para los partidarios de Chávez, la politización es consecuencia de que la gente ha tomado conciencia de clase en una burocracia estatal que emplea a una décima parte de la fuerza laboral venezolana. Niegan que esté afectando los servicios o la productividad.

“Antes un ama de casa no hablaba de política porque decía ‘soy ama de casa”’, comentó Eduardo Saman, ex ministro de Comercio de Chávez. “Un deportista se dedicaba exclusivamente al deporte y no hablaba de política. Uno de los grandes logros del presidente Chávez fue elevar el nivel de politización en términos generales”.

“Ahora tenemos técnicos que también pueden ofrecer soluciones políticas a los problemas. Están conscientes de su trabajo. La política y la capacidad técnica no deben ser separados”, agregó.

Más que nada, el futuro del país depende del bienestar de PDVSA y de la forma en que administre las reservas petroleras comprobadas más grandes del mundo. La empresa produce aproximadamente el 90% de los ingresos por exportaciones y la mitad de los ingresos del gobierno.

Sin embargo, entre 1999 y el 2011, la producción de petróleo de Venezuela cayó casi un 25%, de 3,3 millones de barriles diarios a 2,5 millones, según el Departamento de Energía estadounidense. Información de la Organización de Países Exportadores de Petróleo indican que Venezuela produce menos que otras cinco naciones pese a tener más reservas. Rusia, por ejemplo, produjo tres veces más petróleo que Venezuela a pesar de que tiene una cuarta parte de sus reservas comprobadas.

Analistas de la industria petrolera atribuyen la baja en la producción a la fuga de cerebros de PDVSA durante el gobierno de Chávez y al hecho de que la empresa no ha invertido en nuevas exploraciones, prefiriendo en cambio costear populares programas sociales. Los efectos económicos se están haciendo sentir a nivel nacional: al disminuir las exportaciones merman los ingresos de dólares, lo que a su vez genera escasez de todo, desde autos hasta repuestos y alimentos básicos.

Las autoridades venezolanas se han comprometido a aumentar la producción, pero la misma se ha mantenido estable, de acuerdo con el Departamento de Energía estadounidense.

“No están buscando gente que tiene know-how”, sostuvo Diego González, ex ingeniero de exploraciones de PDVSA, que dejó la firma en el 2001. “Parece que no está produciendo nuevos yacimientos. No hay nuevas refinerías, petroquímicas. No hay nada nuevo”.

Además, Venezuela sigue vendiendo la gasolina más barata del mundo, a 6 centavos de dólares el galón (cuatro litros), gracias a subsidios del gobierno, que desea mantener contentos a los consumidores. Ese programa le cuesta al país 16.000 millones de dólares anuales, según la Agencia Energética Internacional, y se devora parte de los ingresos de las exportaciones.

Andrés Izarra, ex ministro de información de Chávez, dijo que las versiones de que la producción está mermando son “mentiras” y que el actual personal de PDVSA de hecho salvó a la empresa luego de una huelga general que paralizó la economía en el 2002 y el 2003.

“Los trabajadores de PDVSA libraron una guerra”, expresó Izarra. “Son ellos los que recuperaron la industria petrolera. Es gracias a ellos que podemos producir petróleo de nuevo y tenemos nuevamente gasolina”.

La purga de las dependencias del gobierno, según expertos, comenzó luego de esa huelga, que redujo la economía en un 8% en el 2003. Chávez empezó a exigir lealtad a los empleados estatales y las fuerzas armadas, y reemplazó a personal de PDVSA con sus partidarios, expresó González.

Ejecutivos e ingenieros que eran considerados entre los mejores de la industria terminaron trabajando en el Medio Oriente y otras regiones productoras de petróleo.

Saman sostuvo que los empleados de PDVSA son tan profesionales como siempre por más de que no provengan de las mismas clases sociales que los de antes. Agregó que la educación no era un prerrequisito para los servicios públicos y destacó su propio caso, el de un farmaceuta que llegó a ser ministro de Comercio.

“La oposición piensa que son dueños de conocimiento”, manifestó. “Ellos me descalificaron porque no tuve formación. La verdad es que no tuve la formación de ellos”.

Maduro ha exhortado a los empleados estatales a que participen de su campaña.

Luis Izquiel, colaborador del candado de la oposición Henrique Capriles, dijo que esta práctica de llenar el gobierno de partidarios se acabará cuando haya un cambio de gobierno.

“Eso tiene que acabar”, manifestó. “Hay que dejar de dividir la gente en estas categorías, rojo y amarillo y azul. Tenemos que contratar gente independiente de su posición política”.