Braz de Aviz, un papable brasileño progresista y cercano a los pobres

El cardenal brasileño Joao Braz de Aviz recorrió un largo camino desde el sur de Brasil, donde nació en una familia humilde, hasta los pasillos del Vaticano donde hoy suena como posible sucesor del papa Benedicto XVI.

El progresista arzobispo emérito de Brasilia, de 65 años, no sólo sorteó distancias geográficas o sociales, sino también otras vallas más complejas cuando realizaba una intensa labor pastoral en las favelas de su país, el que tiene más católicos en el mundo.

(foto Reuters)

En 1983 fue secuestrado por dos jóvenes que intentaban asaltar un camión de transporte de valores en Apucarana, en el estado de Paraná (sur). En la huida, los jóvenes le ordenaron que intercediera por ellos ante los agentes que, en la oscuridad de la noche, le dispararon más de un centenar de balines hiriéndolo en todo el cuerpo.





“Jesús, ¿por qué debo morir a los 36 años?”, clamó el sacerdote, que dijo a un diario italiano haber escuchado una respuesta divina que lo tranquilizó: “Yo he muerto a los 33 años, ya has tenido tres años más que yo”.

Y sobrevivió.

Ordenado sacerdote en 1972, obispo en 1994 y nombrado cardenal por Benedicto XVI en febrero de 2012, Braz de Aviz fue llamado al Vaticano en 2011 para convertirse en prefecto de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica, responsable de unos 800.000 religiosos y religiosas en todo el mundo.

Era arzobispo de Brasilia desde 2004.

Será la primera vez que este cardenal brasileño participe en un cónclave para la elección del Papa. Lo hará junto a otros compatriotas como el arzobispo de Sao Paulo, Odilo Scherer, otro nombre que suena como posible sucesor de Benedicto XVI, quien renunció al pontificado a fines de febrero alegando “falta de fuerzas”.

Un total de 115 cardenales electores escogerán al nuevo pontífice.

Braz de Aviz nació el 24 de abril de 1947 en la pequeña ciudad de Mafra, en el estado sureño de Santa Catarina. Segundo de ocho hermanos, se mudó con su familia al vecino estado de Paraná siguiendo a su padre, un empleado de carnicería.

“La decisión de mirar hacia los pobres nos daba una esperanza grandísima, sobre todo a nosotros, que veníamos de familias pobres”, dijo evocando sus inicios como sacerdote en declaraciones a la revista italiana ’30 Días’ a poco de llegar a Roma para su nuevo cargo.

“Estábamos dispuestos a dejarlo todo, incluso el seminario, si aquel ímpetu no era recibido y abrazado en la realidad eclesial en que vivíamos”, añadió al referirse a la Teología de la Liberación, la corriente latinoamericana que surgió en la década de 1960 a favor de los más pobres pero que fue marginada por Joseph Ratzinger antes de convertirse en Benedicto XVI.

Braz de Aviz, miembro del movimiento de los Focolares, formado en teología en Roma, no siguió los caminos de la Teología de la Liberación, aunque reconoce su influencia en la Iglesia católica.

“Sigo convencido de que en toda aquella historia ocurrió algo realmente grande para toda la Iglesia, (…), que la predilección por los pobres es una elección de Dios, como se ve en el Evangelio”, señaló.

Cuando fue nombrado cardenal por Benedicto XVI, Braz de Aviz sorprendió pidiendo a Europa y Estados Unidos que se bajen del pedestal para mirar con otros ojos a América Latina.

“En América Latina y en otras partes tenemos que admirar la gran historia de Europa, su belleza. Pero Europa a su vez debe bajar de las alturas y tener una actitud fraternal con los otros continentes y dejar de mirar a los demás desde lo alto”, dijo en una entrevista con la agencia de noticias católica I-Media.

Calificado como una persona “abierta” y “cercana”, organizó como arzobispo de Brasilia el XVI Congreso Nacional Eucarístico.

“Era muy abierto, siempre tuvo una relación muy abierta no sólo con el clero, sino también con el pueblo”, contó a la AFP el sacerdote Emerson Barros, encargado de comunicaciones del arzobispado de Brasilia.

“Por ejemplo, mantuvo una relación muy estrecha con las iglesias evangélicas. Hay pastores que hablan muy bien de él”, añadió.

Brasil, donde 123 de sus 194 millones de habitantes se declara católico, ha experimentado en los últimos años un explosivo crecimiento de los cultos evangélicos.

Considerado progresista, el cardenal ha dicho que “existe la posibilidad” de que un latinoamericano ocupe el trono de Pedro y que él es tan candidato como el resto de los purpurados. AFP